PEKÍN.— Con un gorro de chef, un mandil y un cuchillo en la mano, Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo, cumplió frente a Shao Qiwei, presidente de la Administración Nacional de Turismo de China (CNTA), con el ritual de cortarle unos pedacitos de piel a un pato laqueado.
Los asistentes aplaudieron en el restaurante Quanjude de Hepingmen y, acto seguido, una mesera le entregó el certificado por estar disfrutando una de las millones de aves que han preparado en ese lugar.
“Esto le da derecho a participar en un concurso”, le dijo. Y entonces Ruiz Massieu preguntó a Qiwei: “¿Si me lo gano, ustedes llevan 100 mil turistas chinos a México?”.
Dos horas antes, la funcionaria mexicana le había sacado el compromiso para explorar la posibilidad de que 2015 sea el año de México en China y de China en México.
Un acelerador para que el grupo técnico que se conformará en unas semanas tenga una meta y cumpla con las instrucciones de los presidentes Enrique Peña Nieto y Xi Jinping de China, para fortalecer la relación económica mutua en este caso vía el turismo.
Avances que se revisarán en septiembre, cuando los mandatarios se encontrarán de nuevo en Rusia con motivo de la reunión anual del G20.
Fue en un salón de la CNTA, y frente a quien es su colega en este país, que Ruiz Massieu le planteó la creación de un grupo técnico en comunicación y coordinación permanente, para revisar los temas estratégicos como son los esquemas de capacitación y promoción.
Además de la facilitación migratoria para los viajeros, la conectividad aérea y el también complejo asunto de recibir en México a los turistas chinos con guías que hablen su idioma.
Por su parte, Qiwei hizo peticiones específicas, entre ellas ofrecer los servicios a través de personas que hablen mandarín y contar con hoteles que ofrezcan las comodidades que demanda este mercado incluyendo el acceso a la televisión china.
También producir folletos en chino y establecer vuelos directos entre ambos países.
La meta que ha planteado Ruiz Massieu es que, en esta administración, China se convierta en el país emisor de turismo asiático más importante para México.
Ello implicaría cuadruplicar o quintuplicar los cerca de 50 mil turistas chinos que llegan anualmente.
Durante la comida, Qiwei pidió también encontrar rutas para los chinos hacia Latinoamérica a través de México y mostró interés por la propuesta mexicana de hacerlo con los países centroamericanos y la Ruta Maya.
“Entonces tenemos otro acuerdo”, dijo, mientras brindaba con un explosivo coctel de vino tinto chino, aparejado con copitas de aguardiente de arroz. Algo que Ruiz Massieu apenas probó.
Ambos estaban complacidos y, por su semblante, parecía que en vez de finalizar la comida estaban firmando los “acuerdos turísticos del pato laqueado”.