Ricardo Ampudia y Carlos Fernández, dos viejos conocidos del turismo, tienen la misión en el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) de encontrarle la “cuadratura al círculo” de atraer inversiones y generar negocios en torno al Tren Maya.
Rogelio Jiménez Pons, su director general, compartió con este espacio que estaban buscando un operador de los hoteles que estarán en las estaciones del tren, preferentemente con una sola marca.
Mencionó a Luis Barrios, fundador de City Express, y a Francisco Zínser, CEO de Grupo Hotelero Santa Fe.
En las estaciones el propietario de los inmuebles será el Ejército Mexicano, lo que recuerda al Grupo Turístico Gaviota de Cuba propiedad de las fuerzas armadas de ese país.
Las críticas a Gaviota tienen que ver con su opacidad y los grandes negocios que han hecho pocos mandos militares.
Aquí en México los primeros riesgos son de otra índole, comenzando por la inexperiencia de ese grupo castrense en la actividad turística; incluso hay historias de que, por ejemplo, el diseño original del hotel del aeropuerto de Santa Lucía tenía terrazas, cuando había que aislarlo del ruido.
En el caso del Tren Maya, es impredecible la demanda de habitaciones comenzando porque los destinos son tan diferentes como “Limones”, en Quintana Roo o “Conhuas”, Campeche, donde no hay ni cabañas, contra Cancún con una competencia despiadada.
Pero además la fórmula de conducción de los negocios importantes incluye un presidente del consejo, que marca el rumbo, invierte y toma decisiones estratégicas; con un director general que ejecuta.
El peligro es que el operador, que tendrá la dirección general, se blinde con un contrato que le garantice buenos ingresos más allá de los resultados.
Además, el Ejército difícilmente tendrá los elementos para guiar la estrategia y además sus inversiones deberían responder no a un plan militar, sino a la lógica de los negocios incluyendo tomar riesgos y asumir pérdidas.
Analizar estos y otros temas y plantear alternativas debería ser una prioridad, pues de lo contrario en algunos años lejos de contar con un activo para soportar sus pensiones el Ejército tendrá un fuerte dolor de cabeza.
Divisadero
Rebelión en la granja. El georgiano Zurab Pololikashvili, secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT), no se caracteriza por su ortodoxia y trato suave; así es que un grupo de personajes ligados a ese organismo, entre ellos Taleb Riffai y Carlos Vogeler, le acaban de publicar una carta abierta sin precedente.
En ella lo acusan de varias violaciones éticas como haber hecho promociones sin respetar las jerarquías, acosar a algunos de los colaboradores, actuar con opacidad y haber sido arbitrario en los temas administrativos.
En este contexto, Costa Rica pidió una votación secreta para evitar que Zurab se reelija; un trámite que él deseaba pasar por aclamación, es decir con unos aplausitos, durante la reunión de ministros que se llevará a cabo a mediados de noviembre en Madrid.
La gota que derramó el vaso fue que el dirigente, también quería sacar a la OMT de su sede en Madrid aceptando una propuesta de Arabia Saudita que pretende volverse líder del turismo a punta de “billetazos”.
Precisión. En la columna pasada mencioné que un miembro de la familia El-Mann quiso comprarle a Grupo Lomas un hotel aprovechando su temporal debilidad financiera, cuando en realidad fue Amin Guindi Cohen.