Si bien el saldo de la balanza turística hasta marzo, el dato más reciente publicado por Banco de México, está 9.68% arriba respecto al año pasado y los ingresos turísticos están 9.18% adelante; hay un tema que es motivo de reflexión.
Se trata no sólo del estancamiento sino incluso del retrocesos del gasto medio por turista foráneo, que pasó de 221.47 a 219.76 dólares, esto es 0.77% abajo; además el gasto medio de los turistas internacionales que se internan a México bajó cinco dólares, esto es 0.92%. La primera explicación es el debilitamiento del peso frente al dólar, que de hecho esta semana ha tenido momentos críticos rozando la paridad de 16 unidades por cada billete verde.
Un ajuste que, para términos prácticos, ha sido de alrededor de 15% respecto a los niveles del año pasado. Así es que en términos prácticos se necesitan menos dólares para comprar lo mismo en un viaje por México.
Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es que México siga sin conseguir tener una oferta de productos turísticos de mayor calidad, que invite a los viajeros a gastar más.
En ese tema Estados Unidos es un ejemplo, pues si bien no es el principal receptor de viajeros internacionales; si es donde se realiza el mayor gasto promedio.
La historia no es nueva; cada vez que se resuelve el problema toral que es aumentar las grandes cifras de ingresos a través del turismo, tanto de viajeros como de divisas, surge esta debilidad de los destinos mexicanos.
Solucionarlo es complejo, tiene que ver con la competitividad relativamente baja de los productos nacionales; el poco interés por reinvertir las ganancias en hoteles de mejor calidad o la falta de nuevos productos turísticos.
En ese sentido, segmentos como el turismo de naturaleza y el turismo gastronómico y cultural son, sin duda, opciones para incrementar el gasto promedio.
Si en tres años se mantiene la misma proporción de viajeros de sol y playa, lo que es casi un commodity, con los otros segmentos de mayor gasto; seguramente estas cifras de bajos ingresos prevalecerán también, lo que implica obviamente una situación indeseable para un país que está recuperando su liderazgo turístico.
**DIVISADERO**
ISSSTE. Ya pasaron dos semanas desde el lamentable fallecimiento de **Sebastián Lerdo de Tejada**, quien ocupaba la dirección general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y todavía no hay sucesor.
Una teoría dice que habrá que esperar hasta que concluya el proceso electoral del domingo, pues seguramente se quedarán sin chamba algunos priistas importantes.
Pero resulta que también algunos personajes bien informados dicen que ya hay una especie de terna, que incluye a **Héctor Gómez Barraza**, director general del Fonatur; **Gabriel O’Shea**, director del Seguro Popular, y **Osvaldo Santín**, jefe de la Oficina del titular de Hacienda, **Luis Videgaray**.
Por lo pronto, el 25 de junio habrá junta del Comité de Dirección y las apuestas son que para entonces estará nombrado un nuevo director general.
