Las “aguas turbulentas” de la Marina de San Lucas

 
Carlos Velázquez
hrs.

Este fin de semana se celebra el Bisbee, el torneo de pesca con la mayor bolsa del mundo, mientras que la Marina de Los Cabos está “flotando” apenas con una administración de la Secretaría de Marina que no acaba de llegar y una de Fonatur que no se termina de ir.



Aquí puede ocurrir lo contrario de lo que pregona el refrán: “A río revuelto, ganancia de pescadores”, pues, a la larga, no sólo los torneos de pesca, sino toda la operación náutica, pueden resultar afectados.

Aunque en la superficie todo sigue en calma, en realidad hay muchos intereses que se están moviendo para reacomodarse ante la nueva realidad que generó la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de entregarle el control a la Semar.

Para comenzar, 28 colaboradores de Fonatur cobrarán su último cheque en la institución que dirige Javier May este próximo 31 de diciembre; se trata desde el gerente, el administrador y el oficial de protección, hasta choferes y secretarias.

Todos ellos ya están haciendo su lucha para ver si arrancan el año con una gorrita y un uniforme de marinero.

Después están los concesionarios de la Marina, comenzando por IGY, de Thomas Mukamal, que controla la mayoría de los espacios de atraque de los yates y a la que ya se le acabó la concesión.

En medio del desorden, de hecho Fonatur ya no puede cobrar las cuotas de los concesionarios, cada uno está acumulando sus pagos para cuando haya una instrucción en firme.

De allí a que IGY tenga, como sostiene, derechos adquiridos y logre ampliar su concesión hay una gran distancia, aunque evidentemente está cabildeando para conservar lo que ha sido un negocio muy lucrativo.

Otros grupos, como Marina Fundadores, de Jacqueline Liceaga, y Marinas del Rey, de Marcos Ehremberg, también están buscando renovar sus concesiones y la primera quiere entrar al negocio de la recepción de los cruceros que, hasta ahora, había conservado Fonatur.

Como publicamos el lunes, el sábado pasado un grupo de criminales incendió la camioneta de Liceaga en las inmediaciones de la Marina, lo que fue otra señal del desorden en la Marina, que es la joya de la corona de un destino que destaca por su elevado nivel de seguridad.

Hasta ahora la cabeza de la Marina de Los Cabos, ya bajo control de la Semar, es el almirante Andrés Navarro, quien tiene un problema de grueso calado, no obstante que hoy todo el mundo se le cuadra, porque será el gran jefe de la plaza.

El asunto es que mientras termina el tránsito jurídico de la Administradora Portuaria Integral (API), como operaba con Fonatur, para volverse Administradora del Sistema

Portuario Nacional (Asipona), la Secretaría de Hacienda no le ha dotado de presupuesto.

Así es que existe el riesgo de que el 31 de diciembre próximo, Fonatur se retire por completo y el almirante se quede sin estructura, casi que más solo que el coronel de la novela de García Márquez.

Pero el verdadero “pez gordo” en esta historia es Carlos Gómez, director general de Fomento de la Semar, quien dará o renovará las concesiones y hasta ahora no hay ningún indicio de que lo hará con transparencia, por ejemplo, a través de licitaciones.

Y como sabemos, en la oscuridad, no sólo “muere la democracia”, sino que pueden pasar muchas cosas desafortunadas.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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