La tecnología como amenaza al corporativismo

 
Alonso Gordoa
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Hace unos días un emprendedor mexicano llegó al aeropuerto de Dallas y luego de pasar el filtro de migración, sacó su teléfono inteligente y se conecto al App de Uber, firma que se ha convertido en un fenómeno de la tecnología y la economía compartida.



En segundos se conectó con el sistema y pidió un auto para que lo llevara a su hotel; la respuesta fue que un vehículo con tales y cuales características lo estaría esperando en cinco minutos debajo de un anuncio que estaba 50 metros delante de tal salida.

El propósito de citarlo en una dirección con esas referencias era no entrar en contacto con los taxistas del aeropuerto, que ven en estos vehículos de la economía compartida una amenaza seria para sus intereses, como en realidad lo son.

La tecnología y los particulares que rentan sus casas o coches a través de airbnb y Uber le están provocando dolores de cabeza a los hoteles, pero también tienen el potencial de convertirse en un arma contra el corporativismo y los taxistas de muchas partes del mundo.

Hoy algunas de las ciudades de vanguardia, como San Francisco, California, ya han firmado acuerdos con airbnb para que los dueños de casas y departamentos que se ofrecen en renta a otros particulares, también paguen impuestos.

Uber ha sido objeto de protestas de taxistas en diversas ciudades de Europa, pero así como ellos denuncian una competencia desleal que puede acabar con sus fuentes de trabajo; también hay usuarios que privilegian esta opción por motivos ideológicos.

De regreso a la historia de Uber en Dallas, el conductor resultó un personaje con un nivel de educación universitario quien le platicó a su cliente mexicano que Uber le había servido para conocer gente y hacer negocios, debido al perfil de quien lo contrata.

Se trata de personas que mantienen un contacto cotidiano con la tecnología, muchos de los cuales están hartos de los abusos cotidianos en que incurren muchos taxistas.

Hay que pensar en destinos como Los Cabos, donde generan un problema crónico debido al mal estado de sus vehículos, su servicio de baja calidad y sus precios extraordinariamente altos.

Así como éste, que es el segundo destino internacional de playa más importante de México, ostenta tener las tarifas más altas y estar enfocado a los viajeros de alto poder adquisitivo; sus taxistas usan camionetas viejas que cobran mil pesos por un trayecto de media hora desde San Lucas al aeropuerto.

Uber todavía no llega a Los Cabos y cuando lo haga se enfrentará a la mafia de los transportistas; pero bajo las reglas actuales, el gobierno municipal tendría que respetar el derecho de esta firma a romper con un oligopolio como lo está haciendo en muchas partes del mundo.



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