Dice Gustavo Staufert, director de la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) de Guadalajara, que la celebración de los Gay Games, del 3 al 11 de noviembre en esa ciudad, tiene más una importancia táctica que estratégica para Jalisco y para México.
No es que sea despreciable la derrama de más de 30 millones de dólares que le dejará a la ciudad este evento deportivo de la comunidad LGBTQ+, pero resulta muy relevante que haya sido un elemento clave para salir del atolladero provocado por una frase totalmente fuera de lugar.
“Eeeeeh… ¡puuuuuto!”. En serio es difícil saber cómo se originó esa exclamación, que se volvió tan popular en los estadios mexicanos de futbol y que al principio fue considerada como un grito divertido (o si se quiere procaz y de mal gusto) proferido por los seguidores de un equipo, quienes la usaban cuando el portero del adversario iba a despejar.
Pero el asunto dejó de ser gracioso cuando la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), le impuso multas a México, cerró estadios durante los partidos y puso en entredicho la participación de México como anfitrión en el próximo Mundial de Futbol.
La pregunta por resolver era si los aficionados eran unos “pelados” o si México era un país homofóbico, porque la discriminación ha sido el origen de algunos de los capítulos más lamentables del género humano.
Hace más de cinco años, Staufert se reunió con John Tanzella, quien es el presidente de la Asociación Internacional de Agencias de Viajes LGBTQ+ y quien le recomendó apostar por este evento.
El propósito de Staufert era llevar más reuniones LGBTQ+ a Jalisco, a sabiendas de su poder económico y se encontró con que la manera de hacerlo era trabajando con sinceridad para mostrar que, en este caso, en Jalisco no se discrimina.
Tanzella le advirtió que no ganaría los Gay Games, como efectivamente sucedió, y luego de París ganó Hong Kong, y allí se interpuso la pandemia, pero Jalisco hizo la tarea, se creó un Consejo Deportivo LGBTQ+ y el gobernador Enrique Alfaro puso la infraestructura deportiva del estado, en donde se realizaron los Panamericanos, para hacer sin costo este evento.
Las comunidades reconocieron este esfuerzo y ahora Guadalajara será el primer destino Latinoamericano que recibirá los Gay Games; pues hasta ahora siempre se habían realizado en Estados Unidos, Europa y, una vez, en Australia.
Ayer precisamente Aeroméxico firmó como patrocinador y Christian Pastrana, director de Comunicación y Asuntos Públicos, destacó la relevancia que tiene ser la aerolínea oficial de un evento cuyo fundamento es la importancia de la diversidad y la inclusión.
Otras marcas relevantes, como Marriott, también están apoyando y, sobre todo, fue un argumento clave para que la FIFA reconozca a México como un país incluyente, lo que le está abriendo más su exposición frente a un mercado enorme.
Según las cifras que tiene Staufert, el mercado de los viajeros LGBTQ+ vale 75 mil millones de dólares al año y, si México llegara a tener 15% del mismo, la derrama sería de 10 mil millones de dólares.
Más allá de lo económico, con eventos como éste, los mexicanos seguiremos tomando conciencia de que el mercado LGBTQ+ no es sinónimo de bacanales y de que el género humano, como dice el director de la OVC, “no debe tolerar, sino celebrar que somos diferentes”.