La OMT y la llegada de turistas a México

 
Alonso Gordoa
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Las alarmas se prendieron en la Secretaría de Turismo (Sectur), ante la posibilidad de que México haya terminado en 2011 uno o dos peldaños abajo en la llegada de turistas internacionales en el mundo respecto del año previo.



Aunque se trata de una versión preliminar del Barómetro que produce la Organización Mundial del Turismo (OMT), y de que incluso hubiera una inusitada desviación en las cifras del Banco de México, el asunto no debería de ser tan relevante.

En realidad, la competencia verdadera necesitaría estar dada no por cuántos turistas llegan, sino por cuánto gastan y por la capacidad de México para atraer más inversiones.

Los dos principales indicadores ligados al potencial del turismo mexicano para generar riqueza, nuevos empleos y mejores condiciones de vida para la población.

El problema es que los medios ya posicionaron aquel mensaje de la Sectur de que México llegará a ser para 2018 el quinto receptor internacional de turistas.

Se trata, pues, de otro reto de percepción y de comunicación, que además llega en pleno “tiroteo” de las campañas presidenciales.

Como quien dice, el área que dirige **Alberto Petrearse**, director de Comunicación Social de la Sectur, tiene el reto de dar una explicación técnica a lo ocurrido y de mostrar las otras formas de ver al turismo.

Si pretende, en cambio, abrir una discusión con el Banxico y la OMT, los resultados podrían derivar en la idea de una falsa ineptitud de los funcionarios de la Sectur.

##Divisadero

Titanic. El fin de semana pasado **Rui Reis**, director general del hotel St. Regis de la Ciudad de México, mostró los alcances de la creatividad en la promoción hotelera.

Los 100 años del hundimiento del Titanic, donde murió John Jacob Astor, fundador del primer hotel de esta cadena, fue el punto de partida de una cena que consumió grandes dosis de trabajo e imaginación. Desde la proyección de las imágenes relacionadas con este hecho, que subían y bajaban por las paredes generando la sensación de que los comensales estaban en un barco, hasta la reproducción de la cena completa que se sirvió a los pasajeros de primera clase horas antes del trágico evento.

Astor formaba parte de la dinastía que fundó el hotel Waldorf Astoria de Manhattan y el St. Regis fue el primero que tuvo teléfono y aire acondicionado graduable en cada cuarto.
Algo hoy irrelevante, aunque hace 100 años marcó una revolución.

La cena trajo al presente muchos elementos de la huella que ha dejado esa marca en el hospedaje y confirmó que **Guy Santoro**, el chef ejecutivo, es un experto de la gastronomía.
Dato importante, pues hasta el año pasado la comida era una de las debilidades de ese hotel en la Ciudad de México



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