La OLACT, un proyecto que no acaba de fraguar

 
Alonso Gordoa
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Desde que **César Castañeda**, hoy subdirector de Calificación de Proyectos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), fundó la Organización Latinoamericana y del Caribe de Turismo (OLACT), la idea no le gustó a varios académicos que hacen investigación en este sector.



En realidad el concepto no era disparatado, pues hay un espacio para desarrollar en la región trabajos de investigación hechos por latinoamericanos y no por la red de consultores que giran alrededor de la Organización Mundial de Turismo (OMT), cuyo secretario general es **Taleb Rifai**.

Además, México ha descuidado su trabajo de relaciones internacionales como país emergente y si no, que le pregunten a **Herminio Blanco**, quien recientemente falló en su intento de ser secretario general de la Organización Mundial de Comercio porque no tuvo fuerza en Latinoamérica y en África.

El primer problema para Castañeda fue que recibió la promesa de que sería apoyado por la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, a finales del sexenio pasado, respaldo que resultó incipiente.

Todo indicaba que la OLACT se perdería en la obscuridad de la historia, cuando en 2012 obtuvo un contrato del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por 3.2 millones de pesos para desarrollar una red de observatorios turísticos.

Según el propio Conacyt, un “observatorio turístico realiza investigación especializada en el área turística mediante el monitoreo y la recolección y procesamiento de información. Uno de sus objetivos es difundir la información entre los diferentes actores de la actividad que pueda ayudar a la toma de decisiones, a la planificación y realización de proyecciones, a mejorar la competitividad, a detectar tendencias de mercado, a establecer comparaciones con destinos similares y con competidores”.

Si bien 3.2 millones de pesos no es un monto despreciable, tampoco es el negocio de la vida, pues son más o menos 130 mil pesos mensuales durante 24 meses; para cuatro investigadores, incluyendo los viáticos para moverse a los diez destinos donde se están realizando los observatorios.

Fue precisamente debido a la falta de recursos por lo que Castañeda aceptó la invitación que le hizo **Héctor Gómez Barraza**, director general de Fonatur, aunque ciertamente ha seguido acudiendo a las juntas ligadas a los observatorios.

También tuvo cuidado de renunciar como secretario general de la OLACT con fecha 17 de enero de 2013, aunque el acta interna no está protocolizada ante notario.

Algunos investigadores no han pasado por alto el doble papel de Castañeda, pero él dice que ha seguido con el tema de los observatorios por un compromiso moral.

Como quiera que sea, todo indica que la OLACT difícilmente se consolidará, por lo que se perderá la oportunidad de realizar un trabajo de investigación y contacto internacional alterno al que hoy lleva a cabo el gobierno federal.



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