México está cumpliendo ocho años de turismo al alza y las experiencias previas dicen que, pronto, debe ocurrir una situación complicada para que se repita el consabido patrón de ciclos de alzas y bajas pronunciadas.
Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, ha escuchado esa versión de voces de empresarios del sector que ya han vivido otras veces esa situación.
Quien padeció los jinetes del Apocalipsis turístico en 2009, con una crisis económica global, la epidemia de la nueva influenza y los problemas derivados de la guerra contra el narco del gobierno pasado; siguen sorprendidos por lo que ya son más de siete años de bonanza.
Sin embargo, De la Madrid, como economista, dice que no está leyendo el mismo libro que esos empresarios.
Como financiero, él ha seguido a compañías como Femsa, uno de sus ejemplos favoritos, que han logrado duplicar su valor cada década y considera que el turismo debería anticiparse a los retos para mantener este ritmo de crecimiento muchos años más.
Hace unos días, en una cena, Eduardo Sánchez Navarro, presidente de Questro y uno de los empresarios turísticos más exitosos de México, decía que la seguridad era, desde su punto de vista, el mayor riesgo para el turismo mexicano.
El fenómeno de reemplazo de los capitanes del narco está afectando a diferentes plazas de México.
Hasta ahora, destinos como Los Cabos se han salvado de una alerta de viajes del gobierno de Estados Unidos, no obstante los hechos de violencia protagonizados por narcomenudistas en San Lucas y en San José.
Y, además, la solución de fondo no está en reforzar con presupuesto a la policía, sino en modificar las reglas de distribución de las drogas, algo que ya se comienza a ver en California con la legalización en el consumo de la mariguana.
Pueden pasar años e incluso décadas sin que ello ocurra y la inseguridad es un riesgo latente para el turismo.
Los ciclos económicos y la paridad peso-dólar son otros riesgos permanentes, contra los cuales es importante seguir trabajando en la calidad y en la diversificación de los productos turísticos, para que los destinos mexicanos fortalezcan su competitividad.
Pero quizá el mayor riesgo cercano es el político, al menos en dos sentidos.
Por una parte, que una elección presidencial complicada derive en otro momento de plantones y parálisis que en el pasado ha dañado severamente al turismo.
La otra, que llegue un gobierno federal poco comprometido con el turismo, que deje de impulsar su crecimiento.
Armando López Cárdenas, secretario de Turismo de la CDMX, ha manifestado en círculos empresariales su inquietud porque no haya un grupo fuerte de legisladores especializados en turismo.
Mientras se habla de bancadas de grupos televisivos o medios, el turismo que genera casi 9% del PIB no cuenta con un grupo que lo respalde en temas de fondo.
Quizá, con esos ángulos de riesgo, éste sea todavía el momento de anticiparse a estos y otros problemas, antes de que se presente otro de esos momentos de caídas pronunciadas.