Durante la ceremonia por el primer aniversario del Acuerdo Nacional por el Turismo, el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, hizo un reflexión sobre la importancia de que el mismo trascienda al sexenio.
Los esfuerzos serios, bien dirigidos de las entidades federativas, son los que darán la viabilidad histórica y fáctica a este Acuerdo Nacional por el Turismo, sostuvo.
“Los estados de la República tenemos más que el compromiso, la obligación de brindar nuevas oportunidades de trabajo, de desarrollo a nuestros pobladores, a esos millones de mexicanos que necesitan soluciones precisas, programas y proyectos concretos con resultados medibles en sus bolsillos, en su gasto cotidiano y en la mejoría de sus estilos de vida”, resumió.
Hace unos días, en su carácter de presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), Borge planteó diez puntos para impulsar al turismo que son coincidentes con las medidas de alto impacto del acuerdo.
Más que plantear una disyuntiva, o generar confusión, la Conago puede convertirse precisamente en la agrupación política que le dé seguimiento a los cambios para fortalecer esta actividad.
Dicen observadores políticos calificados, como Francisco Madrid, director de la Escuela de Turismo de la Universidad Anáhuac, que seguramente los grandes ausentes en este Acuerdo fueron lo partidos.
Instituciones fundamentales en un sistema político en donde, en contraposición, la figura presidencial ha ido perdiendo influencia paulatinamente.
La Conago, con la participación de los gobernadores de todas las filiaciones políticas, tiene la oportunidad de convertirse en un pivote para el turismo, como lo planteó Borge este lunes.
Divisadero
Finalmente, Carlos Mackinlay, un viejo conocido de la actividad turística en la Ciudad de México, fue designado por Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, como secretario de Turismo del DF.
Hace unos años dejó la dependencia, en donde ocupó al final el cargo de director de Congresos y Convenciones, en medio de una fuerte trifulca con Alejandro Rojas, el anterior secretario.
Ahora, su regreso se explica debido a su cercanía con Alejandro Encinas y el equipo de Andrés Manuel López Obrador, pero también porque en los últimos años colaboró con la coordinación general de Relaciones Internacionales del GDF. Allí, la titular es Francesca Lacy Ramos Morgan, quien por cierto fue la primera esposa de Ebrard, en quien sigue influyendo.
Mackinlay tendrá retos administrativos importantes para concluir el cierre del ejercicio en el último año de gobierno; además, deberá lidiar con los colaboradores cercanos que dejó Rojas. Una opción es reemplazarlos, pero también hay poco tiempo pues le quedan escasos nueve meses a esta administración.
Urgentemente tendrá que definir la presencia del DF en el Tianguis México, de Puerto Vallarta