La competitividad y los “todo incluido”

 
Alonso Gordoa
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Sin embargo, en otros restaurantes donde la comida es de menor calidad ciertamente había muy pocos clientes.



La semana pasada la firma PricewaterhouseCoopers organizó un foro para analizar la situación de Cancún-Riviera Maya y el “todo incluido”.

Fue consecuencia de la polémica que desató **Antonio Cervera**, presidente de la Asociación de Propietarios e Inversionistas de la Riviera Maya, quien planteó acusar a los hoteles por prácticas monopólicas.

Su idea era impulsar un cambio legislativo a través del Congreso local para regular esta modalidad del hospedaje y marcarle limitantes.

En el camino se sumó **Gabriel Delgado**, la presidenta de la delegación en Cancún de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) y hasta un diputado del Partido Verde, **José de la Peña**, apoyó el movimiento.

El problema es que el “todo incluido” es una tendencia de mercado que tiene una enorme aceptación en el Caribe, donde están los principales competidores de Cancún y Riviera Maya. El domingo, durante la inauguración del Secrets The Vine, **Alejandro Zozaya**, presidente de AM Resorts, cadena que opera el establecimiento, resumió la situación en una frase:

“Si eliminamos el todo incluido, sencillamente los turistas que hoy se hospedan en este hotel de 150 millones de dólares se irán a Jamaica, Bahamas o a República Dominicana.”

Este empresario, quien en sólo diez años convirtió a su cadena en el jugador más importante del turismo de sol y playa en México, tiene otra opinión que resulta muy interesante:

“Los dueños de los hoteles todo incluido somos los más interesados en que nuestros huéspedes se vayan a consumir fuera del hotel.”

La razón es evidente, pues de esa forma el hotel ahorra dinero, ya que sus huéspedes dejan de consumir durante el tiempo que permanecen fuera.

Además, los turistas también mejoran su experiencia, ya que así tienen la posibilidad de conocer los atractivos que hacen realmente al destino.

Por ello, no es extraño que **Zozaya** y su equipo impulsen acuerdos con dueños de otros negocios en la zona para conseguirlo. En su nuevo hotel, por ejemplo, ya hay un acuerdo con el campo de golf de Playa Mujeres para que los aficionados a esta actividad puedan jugar sin costo adicional y lo mismo sucede con algunos parques de la zona.

El problema es que sólo pueden competir con éxito los empresarios que, como **Ricardo Peña**, dueño del restaurante lleno de clientes, están haciendo su trabajo para ser competitivos.



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