La semana pasada nos preguntamos en esta Ciudad Abierta si los boicots son uno de los caminos correctos a seguir en respuesta a las acciones que inició el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra México y los mexicanos, como la construcción del muro fronterizo y su empecinamiento en que lo paguemos, la renegociación del Tratado de Libre Comercio, el endurecimiento de la política migratoria con los paisanos que ya viven en ese país y la presión que ha ejercido sobre diversas empresas para que dejen de invertir aquí.
Citamos los casos de Experiencias Xcaret, la constructora Coconal y el gobierno del Estado de Campeche que, sin que se tratarse de una acción concertada, cada uno por su lado decidió dejar de comprar autos Ford, luego de que esa empresa cancelara la construcción de una planta en San Luis Potosí, cediendo así a las exigencias de mandatario estadounidense.
Estos hechos coincidentes se dieron en momentos en que en las redes sociales surgían voces que llamaban a boicotear compañías de la Unión Americana, desde cafeterías hasta supermercados. Sin embargo, esta situación abrió un debate sobre la efectividad de este tipo de acciones, pues finalmente en todas estas compañías laboran mexicanos, algunas venden productos mexicanos y otras más son manejadas en nuestro país por corporativos mexicanos.
Al respecto, platiqué con dos directivos de Experiencias Xcaret, quienes explicaron que nunca fue su intención promover un boicot ni hacer una convocatoria a dejar de comprar coches Ford.
Más aún, comentaron que se trató de una propuesta que surgió de parte de algunos de sus colaboradores, los cuales se la plantearon al presidente de la empresa, Miguel Quintana Pali, quien dio luz verde a la iniciativa.
Pero se trataba de una determinación que no se haría pública, por lo cual la empresa no dio a conocer la carta que enviaron a la agencia Ford en Cancún, ni emitieron ningún comunicado informando de la decisión.
No obstante, alguno de los colaboradores de Experiencia Xcaret consideró positivo revelarla, subiéndola a las redes sociales.
“Conoces al arquitecto Quintana, sabes que es un nacionalista puro, con una pasión por México impresionante, por eso aceptó la propuesta.
Pero el sentido de la carta era decir: vamos a consumir los productos mexicanos, ese es el fondo de la idea, no hay más”, afirmaron los directivos.
Y, como prueba, sostienen que si hubieran tenido algún objetivo mediático, la misiva habría estado dirigida al CEO de Ford en Estados Unidos y firmada por Quintana Pali y no por un director corporativo de la empresa.
Esta idea es congruente con las políticas de adquisiciones que tiene establecida esta compañía cien por ciento mexicana, la cual en su parque Xcaret, de Riviera Maya, sólo consume productos nacionales, en tanto que en sus otros parques lo hacen hasta donde lo permite la naturaleza de cada uno.
También platiqué esta semana con el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, quien reiteró su convocatoria para dejar de comprar productos de marcas estadounidenses, lo cual espera se multiplique por todo el país.
Le pregunté si acciones de esta naturaleza no afectan, en primera instancia, a trabajadores mexicanos, y respondió: “tenemos que generar un tema de identidad, porque si buscamos justificar, no nos ayuda. El mensaje no es que resuelva el tema, pero es un mensaje de repudio y de rechazo; no es que se dejen de vender todos los vehículos Ford, pero es una muestra de unidad y de dejarles claro que no estamos de acuerdo con lo que está haciendo Trump”.
También dejó en claro quién es objetivo: “Lo que digo lo digo con todas sus letras: las afrentas, las groserías han sido del señor Trump, no del pueblo norteamericano. Con el pueblo de Estados Unidos hemos estado cerca siempre, hemos sido siempre socios comerciales”.
Y acerca de los daños colaterales locales que puede causar un boicot, simplemente asevera que si los trabajadores de Ford van a resultar afectados por la disminución de ventas, pues tan sencillo: “que se vayan a trabajar a otra marca”.
Resulta una solución muy simplista, pero Moreno Cárdenas parece estar consciente de ello al añadir que tiene claro que su deber como gobernador es generar más oportunidades de empleo en su entidad, un estado que ha perdido treinta mil plazas de trabajo en los últimos meses por la crisis petrolera.
El de los boicots es un tema que está abierto y en debate en los medios de información y redes sociales, lo cual indica que, ante la agresión trumpista, la sociedad mexicana está en búsqueda de acciones que se conviertan en un medio efectivo para llevar a la Casa Blanca —la de Washington DC— el mensaje de que somos un país con capacidad de respuesta. Seguro que encontraremos la manera, pero sin darnos un balazo en el pie.