La burocracia amenaza al turismo

 
Alonso Gordoa
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Mientras que el arribo de argentinos aumentó 261% entre 2006 y 2011, y también habrá un aumento importante en 2012.



Aparentemente la razón para ello es que los habitantes de esos países aman las playas mexicanas; sin embargo, la razón de fondo se llama paridad cambiaria entre sus monedas y el peso.

Tanto el peso argentino como el real brasileño se han fortalecido en ese mismo periodo y hoy es más económico para los habitantes de esos país pasar una semana de vacaciones en un hotel todo incluido de Cancún o Riviera Maya, que hacerlo en Río de Janeiro con todo y la cercanía a sus lugares de origen.

El problema es que a las autoridades de esos países sudamericanos no les gusta tanto amor de sus paisanos por el extranjero, así es que hay una tendencia a ponerles trabas.

Primero está el tema de los tipos de cambio diferenciados, pues en ambas naciones hay dólares turísticos, comerciales y para el público en general, lo que ya generó sendos mercados negros.

Además, en Brasil los gastos con tarjetas hechos en divisas fuera de su país tienen una carga de 6% de la transacción, que en Argentina llega a 15%.

Incluso la semana pasada, el gobierno argentino reforzó las medidas para impedir la salida de dólares de sus país a través del turismo, pues la Administración Federal de Ingresos Públicos, el equivalente al Sistema de Administración Tributaria (SAT), está obligando a las agencias de viajes a detallar sus operaciones en el extranjero.

Por si fuera poco, los argentinos tienen que comprar “dólares turísticos” demostrando que los montos son congruentes con sus declaraciones de impuestos.

Todo un crucigrama legal que busca frenar la salida de divisas al exterior.

La situación no es privativa de esos dos países, pues también hay restricciones cambiarias en Venezuela, país del que llegarán a México más de 90 mil turistas este año.

México no tiene en el horizonte impulsar medidas equiparables, pero en un entorno que tiende a complicarse regulatoriamente, nuevas medidas de facilitación migratoria y eliminación de visado lo volverían más competitivo.

Una tendencia contraria a lo que se percibe en entidades como el Instituto Nacional de Migración y la Procuraduría General de la República, que recientemente han generado nuevas cargas burocráticas a las aerolíneas que vuelan a o desde el extranjero.



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