Hoy Miguel Torruco dejará de ser titular de la Secretaría de Turismo, a la que convirtió en una dependencia intrascendente.
Como en el chiste de la hormiga que se monta en la cabeza del toro y presume ir arando junto con él; Torruco se subió a la máquina del turismo mexicano y se adjudicó los avances.
Según el Barómetro de ONU Turismo de mayo pasado, México recibía 45 millones de arribos internacionales al cierre de 2019 y estaba en la séptima posición del ranking global; para diciembre de 2023 tuvo 42.2 millones y subió al sexto sitio.
En medio estuvo la pandemia del Covid-19 y el ascenso de un peldaño fue por la caída de China, que dejó de reportar cifras porque estuvo cerrado dos años.
El factor decisivo para que el turismo mexicano se recuperara de la crisis sanitaria fue porque el presidente López Obrador mantuvo abiertas las fronteras, para no asfixiar económicamente al país dada su dependencia con Estados Unidos.
Fue el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, en inglés), el primero en lanzar los protocolos, en abril de 2020, para seguir viajando acotando el riesgo de los contagios y Quintana Roo el primer estado que los adoptó en México.
Sectur emitió después los suyos y Torruco los publicó como los únicos obligatorios, para que la hormiguita se encaramara nuevamente en la cabeza del buey.
Respecto a los ingresos, México recibía 24 mil 600 millones de dólares por turismo internacional y estaba en la posición 17 del registro de ONU Turismo y en 2023 obtuvo 30 mil 800 millones y subió al puesto 15.
La principal razón fue el incremento de la llegada de estadounidenses, unos de los viajeros que más gastan, pues otros países estaban cerrados; a que las aerolíneas de esa nación aumentaron rutas, frecuencias y asientos hacia México y también influyó el“súper peso” que obligó a los foráneos a gastar más dólares.
Es un “insulto a la inteligencia” que Torruco diga que los mayores ingresos fueron por un cambio de estrategia gracias a sus operaciones “tocapuertas” y productos turísticos irrelevantes como el Museo de Manzanero en Mérida o el de la hotelería en Orizaba.
Para que una estrategia funcione se necesitan herramientas con qué ejecutar las acciones y la mayor afectación estructural que sufrió el turismo, fue porque el secretario permitió que desmantelaran su Secretaría.
Sin un Consejo de Promoción Turística ¿cómo pudo impulsar la llegada de viajeros de alto gasto?; mientras que la salida del Fondo Nacional de Fomento al Turismo de los Centros Integralmente Planeados deterioró la calidad de los servicios públicos en los destinos con menos recursos, como Huatulco.
Torruco además destruyó el Visitmexico.com al “concertacesionárselo” a Marcos Achar; para medio recuperarlo después, aunque el tráfico que tiene no llega al 10% del que registraba hace seis años.
Ciertamente Torruco fue de aquí para allá, dio discursos, protagonizó viajes inusitados, vociferó y se fatigó como quien corre dentro de una rueda.
El martes Josefina Rodríguez se convertirá en la secretaria de Turismo y le faltará tiempo para recuperar siquiera esas herramientas que necesitará en el cumplimiento de su encargo.
Al menos podrá apoyar las mejores iniciativas del turismo, gestionar proyectos importantes y resolver problemas, a diferencia de su antecesor quien tuvo el descaro de imponerse las medallas por haber ganado batallas que ni siquiera libró.