Kafka visita el Instituto Nacional de Migración

 
Carlos Velázquez
hrs.

Mientras en los principales aeropuertos de Estados Unidos el reconocimiento facial con fines migratorios es una realidad; en México en general, y en Cancún en particular, siguen imperando los métodos de la era de piedra.



Hace dos fines de semana, hubo un pequeño motín en el aeropuerto de Cancún porque el Instituto Nacional de Migración no sólo asignó pocos oficiales en el área internacional, sino porque hubo casos documentados de corrupción y abuso de poder.

Aunque los turistas de Estados Unidos y Canadá, no han estado excentos de padecer esas lacras; los oficiales de la Secretaría de Gobernación se han esmerado en fastidiarle la vida a centroamericanos y sudamericanos.

Jesús Almaguer, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, fue quien lanzó un SOS a Miguel Torruco, el secretario de Turismo, quien en esta ocasión operó bien con los secretarios de Gobernación, de Relaciones Exteriores y con el comisionado de Migración.

La solución específica fue dotar de más agentes al aeropuerto y amonestarlos para que pararan sus prácticas aviesas en contra de los turistas.

Además, el 7 de marzo fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Estudios Legislativos del Senado, el dictamen de la minuta para reformar el artículo 35 de la Ley de Migración.

Si el dictamen es aprobado por el pleno del senado la próxima semana, finalmente se contará con el andamiaje para digitalizar los servicios migratorios en México.

Una historia propia de Franz Kafka, aunque en lugar de tener como escenario el Castillo de Praga, fueron diversos intereses creados los que frenaron un cambio tecnológico indispensable.

Tanto en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México como en el de Cancún, hay unas máquinas canadienses que nunca han servido para nada, aunque el propósito era habilitar con varios países un programa de viajero seguro como el Global Entry de Estados Unidos.

Pero en México debido a esas truculencias legislativas que no permiten la digitalización de los servicios migratorios se quedaron parados, aunque la inversión en las máquinas se haya hecho el sexenio pasado.

La esperada reforma al artículo 35 referido será sólo un paso, pues luego habrá que hacer inversiones importantes en sistemas y capacitación de personal.

Ojalá de verdad se concrete este año como es la expectativa, pero sin duda hay un avance al revisar con seriedad un problema que está afectando a un país, que está entre los 10 que más turistas internacionales reciben en el mundo.

Divisadero

Canadienses defraudados. Otro asunto muy preocupante es el que está tomando como víctimas a retirados canadienses, que han “osado” comprar tiempos compartidos en México y sobre todo en Quintana Roo.

En un fraude gestado desde los destinos nacionales y que involucra al crimen organizado, cientos de retirados canadienses han caído en el garlito tras recibir una llamada ofreciéndoles recomprarles sus tiempos compartidos.

Estos carecen valor patrimonial, pero muchos propietarios de los mismos no lo entienden; así es que les suena bien deshacerse de un supuesto activo y obtener un beneficio económico.

Pero en el camino los defraudadores, que tienen acceso a la información de quienes los usan o no, les piden 500 o mil dólares por concretar la venta y muchos han caído en el engaño.

Aquí están trabajando las embajadas de Canadá en México y viceversa; mientras que Sectur está preparando una campaña informativa para tratar de detener esta perversidad.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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