Hotelería con tapabocas y guantes de látex

 
Carlos Velázquez
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Arne Sorenson, el CEO de Marriott Internacional, la cadena de hoteles más grande del mundo, está decidido a liderar desde su trinchera en el negocio del hospedaje el regreso de los viajeros cuando amaine la pandemia del Covid-19.



Una de las preguntas que se están haciendo los capitanes de esta industria desde hacer varias semanas, es cuál será la “nueva normalidad” del turismo en el terreno de la salud.

A pocos les quedan dudas en este momento sobre los efectos estructurales o no que tendrá esta pandemia en el ámbito sanitaria, como todavía se preguntaban algunos expertos entrevistados por esta columna antes de la Semana Santa.

La respuesta es que los efectos claro que serán estructurales, más allá de qué tan pronto se desarrolle una vacuna contra el nuevo coronavirus.

La Organización Mundial de la Salud dejó claro que a finales de año vendrá una nueva ola de la enfermedad, en consonancia con la época de influenza, y así como hemos aprendido a vivir con otras calamidades, como el Sida, también habrá que hacerlo con este virus.

Así es que Sorenson juntó con un grupo de expertos, creó una “fuerza de tarea”, ahora el término militar está de moda, y ya anunció que sus hoteles se preparan para incluir en la limpieza productos que antes sólo se usaban en los hospitales.

También habrá instrumentos electrónicos para acabar con los virus, se impulsará el check in sin tener que entrar en contacto con el personal, habrá protectores de acrílico para hablar con los empleados, dispensadores de gel antiviral y se desanimará el room service.

El mercado decidirá si se siente bien así, aunque todo esto además de recordarle a los huéspedes que el “enemigo invisible” es “omnipresente” también tendrá implicaciones fuertes en los costos.

Así es que sólo cuando estén en marcha los hoteles otra vez, sabremos hasta cuánto estará el público dispuesto a pagar por todo esto y los efectos reales que tendrá sobre la rentabilidad de las empresas.

Sorenson al parecer no tiene miedo a equivocarse, lo que trae a la memoria aquella frase del gran Winston Churchill: “Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo”.

Divisadero

Desalentar y sumar. Lourdes Berho, asesora del Comité de Comunicación del Consejo de Diplomacia Turística, se comunicó por la columna de ayer que informó que la campaña de recordación y relanzamiento de México no tiene fondos.

Sostuvo que ya hay “14 partners” incluyendo “el gobierno federal, varios estados, municipios y la iniciativa privada”.

Al pedirle los nombres y los montos, su respuesta fue que si bien no hay “cash flow”, todos están contribuyendo y que, como dicen los chilenos, hay que arar con los bueyes que hay.

Al volverle a preguntar a diversas fuentes, este espacio constató que hay diferentes actores como Visitmexico, la propia Berho, Luis Barrios, el CNET, Asetur, algunos municipios turísticos, el Consejo de la Comunicación que están aportando ideas, espacios, creatividad.

Un trabajo importante, necesario; pero ello no contradice que habrá que pagar las campañas digitales, las personas que ejecuten y que hasta ahora el dinero no está.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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