AMÁN.− Un lugar común entre los jordanos, es decir, en este país árabe no tienen petróleo pero tienen a Petra, la “ciudad rosa” fundada por los nabateos, que hoy es uno de los sitios arqueológicos más visitados del mundo.
Tanto así que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no perdió la oportunidad de conocerla en su reciente vista a Oriente Medio.
Con alrededor de 4.5 millones de visitantes a Jordania por año, más de 11 puntos de su Producto Interno Bruto provienen de esta actividad, una afluencia que si bien se explica por sus atractivos culturales y de naturaleza, tiene como precondición ser el país más moderado y conciliador de esta zona del mundo.
Argumento que resulta poderoso y que minimiza sus rezagos en términos de limpieza, falta de cuidado a sus sitios arqueológicos o falta de capacitación en el servicio.
Aquí hay grandes áreas de oportunidad para crecer a través del turismo, pero también casos de éxito de algunos emprendedores que son útiles considerar.
Uno es Nabil Tarazi, fundador y director del ecolodge de Feynan, reserva natural protegida por el gobierno de
este país.
Los amantes de la observación de aves, a las caminatas o a la arqueología llenan este hotel de 64 habitaciones durante las temporadas altas, aunque en el verano cae hasta niveles de ocupación de 15 por ciento.
Su apuesta por el cuidado del medio ambiente es real y toda la energía eléctrica proviene de celdas solares, las botellas de plástico para el agua fueron eliminadas de su operación, toda la basura orgánica se convierte en composta y sólo los baños cuentan con focos, así es que por las noches lo demás se ilumina con velas.
El gran acierto de Tarazi, de origen palestino, ha sido integrar a las comunidades beduinas de la zona no sólo en la operación del hotel, sino para que compartan sus conocimientos y forma de vida con los viajeros.
Ellos son los guías en las caminatas, quienes proveen los servicios de transporte en camionetas o camellos y los responsables de llevar a los viajeros hasta sus casas para mostrarles su estilo de vida simple, en donde preparar café es un lujo y un ritual.
Los viajeros de Europa enfocados en el turismo de naturaleza han respondido con entusiasmo a esta propuesta y hoy Tarazi negocia con organismos internacionales y con el gobierno jordano para abrir el segundo establecimiento de su cadena Ecohotels.
Hospedarse allí cuesta desde 120 dólares por noche y en Feynan se ha convertido en una fuente de empleos, aunque a diferencia de lo que ha ocurrido en los hoteles de las comunidades indígenas mexicanas, en este caso hay un profesional del hospedaje al frente.