Guerrero, violencia y espectáculos

 
Alonso Gordoa
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A pesar de que las cosas no le han salido como hubiera querido, nadie puede acusar al gobernador de Guerrero, **Ángel Aguirre**, de no esforzarse para revertir la deteriorada imagen de su estado en general, pero de algunos destinos en particular, como es el caso de Acapulco.



De verdad que el gobernador está chambeando, desgraciadamente para él y para los guerrerenses, el crimen organizado anda igual de activo.

De hecho, Guerrero se está convirtiendo en una especie de laboratorio donde pronto veremos si es cierto que la afectación o no de un destino turístico no depende tanto de su realidad negativa, sino de qué tanto difundan ésta los medios de información. O al menos eso han asegurado insistentemente desde **Gloria Guevara**, secretaria de Turismo, hasta **Taleb Rifai**, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, pasando por el propio presidente **Felipe Calderón**, empresarios y muchos otros.

Recuerdo que el anterior titular de Secretaría de Turismo, **Rodolfo Elizondo**, el hombre que más tiempo ha durado en ese cargo, siempre decía que “para vender el camello hay que hablar bien del camello”.

Y es que, según el puntual recuento que lleva Milenio Diario, en septiembre pasado Guerrero se convirtió en el estado más violento del país, superando a Chihuahua, lo cual ya es mucho decir.

En una nota publicada como la principal de este periódico al iniciar octubre, los reporteros **Melissa del Pozo** y **Rafael López** informaron que en septiembre Guerrero registró 159 ejecuciones ligadas al crimen organizado y al narcotráfico, con lo cual desplazó al segundo lugar al estado de Chihuahua, que sumó 149 muertes violentas en el mismo lapso.

Otro dato grave es que en agosto, Guerrero tuvo 167 ejecuciones, más que en septiembre, pero quedó por debajo de Chihuahua en ese mes. Nuevo León ocupa el tercer lugar en este rubro.

En respuesta, parece ser que la estrategia del gobierno de Aguirre es gastar buena parte de su presupuesto en difundir las bellezas turísticas de Acapulco, Ixtapa y Taxco, y algo de sus programas sociales, en los medios electrónicos, principalmente la televisión abierta. Para que la realidad no afecte cuando la cosa se pone tan fea como registrar cinco ejecuciones diarias, parece ser que la fórmula empleada para el manejo de crisis es llevar a un programa de espectáculos de la tele para que transmitan desde los diversos destinos del estado, con una entrevista incluida a la esposa del gobernador.

¿Esta fórmula funciona? ¿Funcionará? ¿Bastará contar unos chismes de actores y cantantes frente a la cámara con el mar de fondo para que los muertos violentos puedan desaparecer debajo de la alfombra? No lo sé, pero lo podremos medir, en primera instancia, en noviembre, cuando las autoridades correspondientes tengan las estadísticas de llegadas de turistas y ocupación hotelera de estos tres destinos que constituyen lo que llaman “El Triángulo del Sol”.

Y que conste que no estoy hablando de que estas sean las acciones del gobierno de Guerrero para combatir la violencia, sino de que pagar a personajes y programas populares de la televisión es parte sustancial de la estrategia para paliar la mala imagen del estado por la situación de inseguridad que vive.



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