Si la bandera de la protección al ambiente es muy bien recibida por la opinión pública, y no podría ser de otra manera si se trata de un asunto crucial para el planeta, tampoco es infrecuente que ondee con información técnica insuficiente.
Ayer en este espacio se hizo referencia a la carta que envió Angélica Simón, coordinadora de Comunicación de Greenpeace en México, respecto a la cancelación del proyecto Cabo Cortés. Uno de los principales argumentos de este grupo para que la inversión no siguiera adelante, fue la construcción de una planta desaladora de agua.
Esas plantas no sólo están permitidas en los estados semidesérticos de Baja California, Baja California Sur y Sonora; sino que hay muchas en operación y son obligatorias para los nuevos proyectos.
Pero hay más, de acuerdo a los expertos consultados, “los asentamientos humanos en zonas costeras semidesérticas, dependen de esta fuente de abasto de agua potable y está regulado por ley en las tres entidades esta condición. La capital de Sonora, Hermosillo, dispone de una planta desaladora para complementar el suministro de agua potable a la población. Su construcción y uso está regulado por ley en Mexico y en muchos países del mundo”.
Además, “existe la tecnología que permite hacer este uso de forma sustentable y se aplica en todos los barcos de cruceros y zonas urbanas costeras del mundo, sin tener los supuestos impactos que se señalan; la escasez y desigual distribución del agua dulce en el planeta, hace posible el uso y aplicación de estas tecnologías promovidas no sólo por el sector empresarial, sino también por organismos multilaterales como las Naciones Unidas que promueve estas tecnologías en el continente africano para satisfacer la demanda de la población”.
Sobre el conocimiento del mercado turístico mexicano, la colaboradora de Greenpeace también comete errores, comenzando porque ubica el peso de este sector en 7% del PIB mexicano y no en 9%, como es en realidad, lo que significa que “omitió” unos 34 mil millones de dólares.
Asimismo, propone iniciar otro desarrollo en Baja California Sur hasta que Los Cabos alcance 100% de ocupación, algo que nunca ocurrirá.
Ni los Cabos ni ningún destino turístico del mundo llega jamás a 100% de ocupación. Existen factores como la temporalidad (verano muy caliente, temporada de huracanes, entrada a clases, etcétera), los picos y valles propios de cada hotel (cuando entran y salen grupos y convenciones, por ejemplo), la competencia de otros destinos nacionales y extranjeros. Además existen otros tipos de oferta como son residencias, condominios, producto fraccional que se ocupan a 15/20% de su capacidad.
Y éste fue uno de los grupos que, con argumentos inconsistentes, echó por tierra el proyecto de Cabo Cortés.