Este 15 de septiembre, según una de esas peculiares costumbres políticas del Estado de México (Edomex), el gobernador Eruviel Ávila dará el Grito de Independencia e inmediatamente después le transferirá el poder a Alfredo del Mazo.
Así terminará también la gestión de Bettyna Benítez, quien como secretaria de Turismo de esa entidad impulsó un conjunto de cambios que deben ser objeto de estudio, pues sus consecuencias, para decirlo de forma simple, reforzaron la posición competitiva de esa entidad.
Contrastantemente en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2018, la Secretaría de Hacienda pretende darle tres mil 700 millones de pesos al Turismo; 250 millones de pesos menos que este año, lo que acusa miopía respecto a una actividad claramente notable en el país.
En ese contexto es más interesante ver cómo cambió el Edomex.
La inminente exfuncionaria es hija de Humberto Benítez, abogado y político mexiquense, quien fue procurador General de la República en 1994.
Ella tuvo una trayectoria académica brillante, trabajó en el Sistema de Administración Tributaria y luego fundó un exitoso despacho fiscal.
Pero el ADN político es algo decisivo para algunos mexiquenses y ella aceptó la invitación de Ávila para hacerse cargo de la cartera de Turismo, que tenía recursos por 153 millones de pesos en 2010 y hoy cuenta con 273 millones.
La estructura es prácticamente la misma, salvo tres direcciones que atienden el segmento del turismo de reuniones y contienden por los congresos que le dan vida.
En ese mismo periodo, la inversión en obra e infraestructura turística fue de mil 757 millones de pesos; cuando en 2012 apenas llegó a 37 millones.
Con ese dinero se construyó el Centro de Convenciones y Exposiciones de Toluca (CCET), el Teatro al Aire Libre de Valle de Bravo, la plaza principal y el mercado de Malinalco y se rescató el Camarín de la Virgen de Loreto en Tepotzotlán.
En El Oro se abrió la mina Socavón de San Juan como atractivo turístico, se hizo en Aculco el Museo de Camino Real de Tierra Adentro, un parque ecoturístico en Ixtapan de la Sal, un sendero interpretativo en San Martín de las Pirámides y se mejoró la imagen urbana de Villa del Carbón.
También se rescató el teatro municipal de Tenango del Valle y se creó la experiencia nocturna de Teotihuacan.
El CCET costó 650 millones de pesos, pero al ser el Edomex un centro industrial y de negocios, en siete meses de este año ya generó una derrama de 477 millones de pesos.
En promoción las campañas cooperativas anuales pasaron de 23.2 a 138.7 millones de 2012 a 2017.
Además se hicieron alianzas con empresarios para generar inversiones por mil 809 millones de pesos.
Todavía esta semana, Benítez concretó el arranque del nuevo fideicomiso para la captación del impuesto al hospedaje.
Si su sucesor y los empresarios turísticos de la entidad siguen capitalizando lo anterior, el Edomex se consolidará como otro jugador turístico relevante en el centro de un país ávido de crecimiento y empleos.