Este año será inaugurado el nuevo Acuario de Mazatlán, el más grande de América Latina y el mayor atractivo que se sumará a la oferta turística de México en este sexenio.
Ernesto Coppel Kelly, mazatleco de origen y presidente de Grupo Pueblo Bonito, principal impulsor de esta Asociación Pública Privada (APP); se involucró casi por accidente en un proyecto que recuerda una “comedia de enredos”.
Coppel tiene un sentido del humor único y abiertamente dice que su enorme ego explica en alguna medida su éxito como empresario, pero que también le ha provocado varios problemas.
El nuevo coprotagonista de Shark Tank México, quería mejorar la imagen pública de Mazatlán y contrató hace siete años al arquitecto Fernando Romero, para que hiciera el proyecto de un museo dentro del que también Coppel bautizó como Parque Central de esa ciudad portuaria.
Hoy dicha reserva de árboles, agua y vegetación que corre del otro lado del mar, en la zona hotelera, es un polo de desarrollo en un destino donde hay más de 40 edificios en proceso de construcción.
Cuando Quirino Ordaz, también empresario mazatleco y próximo embajador de México en España, llegó a la gubernatura de Sinaloa; convenció a Coppel de que en lugar del museo hicieran el acuario.
Entonces invirtió los primeros cien millones de pesos en el plan maestro y las tareas iniciales, cuando decía en broma que a la entrada debería haber una estatua en su honor ataviado como emperador romano, acompañado de la frase: “Ave, Neto”.
Ordaz, quien sabe negociar fondos públicos, consiguió 600 millones de pesos de la federación al final del sexenio de Enrique Peña, para la que sería la última APP relevante del turismo, por lo menos hasta que termine el sexenio del presidente López Obrador.
Las inversiones se dispararon y ahora llegarán a unos mil 600 millones de pesos y mil han salido de la ingeniería financiera de Coppel, quien aportó capital y negoció financiamientos con instituciones como Bancomext, BanCoppel y Actinver dando las garantías.
Este año el empresario junto con las autoridades federales, estatales y municipales cortarán el listón de una obra impresionante, que parece emerger de la tierra y que tendrá como tema central las especies del Mar de Cortés.
Si Jacques Costeau, el biólogo marino más famoso, dijo que esa franja marina era el “Acuario del Mundo”; el de Mazatlán será propiamente el “Acuario del Acuario” que exhibirá, sin necesidad de usar tanques ni visores, esas mismas especies que maravillaron al francés.
En sus mejores días el lugar podría recibir entre 15 mil y 20 mil visitantes, que no son pocos.
Hoy los mejores profesionales del mundo de los acuarios, provenientes de países tan distantes como Turquía, Japón o Estados Unidos, están terminando una obra que en el corazón tendrá un tanque con paredes de acrílico de 60 centímetros de grueso para 2.5 millones de litros de agua de mar.
Un acuario que también contará con un tubo transparente dentro del cual se moverán miles de sardinas al ritmo del líder, sin olvidar otro tanque especial para unas fantásticas medusas que emiten luz propia y uno para el mayor número de caballitos de mar en cautiverio.
Coppel no deja de reírse de sí mismo por los alcances de su peculiar osadía, con la que está regresando sobradamente todo lo que Mazatlán y la vida le dio.
