Fort Lauderdale. Richard Fain, chairman de la naviera Royal Caribbean, inició el discurso de inauguración de su nuevo barco con un “estamos de regreso”, luego de pagar un costo enorme como todas las compañías de cruceros tras sufrir el mayor golpe económico de su historia por la pandemia.
Acompañado de Michael Bayley, presidente y director general, ambos capitanes atestiguaron el momento en que Erin Brown, una mujer imbatible que perdió su pierna derecha debido al cáncer para volverse atleta paralímpica, presionó un botón y liberó una botella doble magnum de champaña atada a una cuerda que, siguiendo la tradición, reventó contra el casco del nuevo barco de la compañía.
El Odyssey of the Seas es un monstruo con capacidad para cinco mil 498 huéspedes y mil 550 tripulantes y no es el más grande; pero sí el más avanzado tecnológicamente de la firma.
Todo, desde el check in hasta el check out, se realiza mediante una App incluyendo el registro de las pruebas de Covid y las vacunas; mientras que su nuevo sistema de internet a bordo incluso permite a los huéspedes ver películas en streaming desde sus celulares durante las travesías.
Algunos espectáculos cuentan con el apoyo de robots, unos simpáticos aparatos que se exhiben como curiosidad en el barco; cuando terminarán por reemplazar a muchos trabajadores.
Pero los retos no han terminado, de 26 cruceros que tiene la naviera en sus activos; sólo 16 están operando y se espera que será hasta mediados del próximo año cuando la flota entera vuelva a navegar.
Hoy los barcos van con capacidad limitada de pasajeros y aunque los porcentajes varían, es difícil hablar siquiera del 50% aunque la demanda sigue en aumento.
Bayley dijo en una rueda de prensa que antes de la pandemia llegaron a mover entre cinco y seis millones de pasajeros al año y que en 2021 sólo llegarán a alrededor de un millón.
Sin embargo, las reservaciones vienen muy fuertes y las tarifas van al alza porque la gente está ávida de dejar el encierro.
Los protocolos para evitar los contagios del Covid han permitido que estos sean del orden de apenas 0.01%, alrededor de 100 por cada millón de pasajeros, así es que presumen ser el lugar más seguro del mundo para evitar la enfermedad.
Tan confiados están de que la mezcla entre vacunas, pruebas y cubre bocas es efectiva, que en caso de que haya algún contagio confinan al o a los pasajeros y los regresan a sus casas en aviones privados.
Bayley reconoció la importancia de los viajeros mexicanos en sus barcos, no sólo porque en el volumen es un mercado significativo sino porque pagan las segundas cuentas más altas.
Algo que por lo visto no ha cambiado tras la llegada del gobierno de la 4T.
Sobre los problemas de seguridad que ha padecido Quintana Roo en los últimos dos meses, dijo que han sido revisados con las autoridades de turismo de la entidad y que hasta ahora no tienen elementos para considerar retirarse de Cozumel.
Sin embargo, aclaró que la seguridad de sus pasajeros es una prioridad; así es que en el momento en que la naviera identificara una situación peligrosa no dudarían en dejar de visitar esa isla por el tiempo que fuera necesario hasta que se resolviera un potencial problema.