En la CDMX pocas colonias se benefician del turismo

 
Carlos Velázquez
hrs.

Hace más de cuatro años y medio, cuando Claudia Sheinbaum llegó a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, su entonces secretario de Turismo, Carlos Mackinlay, se llenaba la boca diciendo que le llevarían los beneficios del turismo a todas las delegaciones de la capital.



En su truculenta imaginación, bastaría con pedirle a los empresarios que en lugar de invertir en la Condesa lo hiciera en Iztapalapa y que ya no lo hicieran en Polanco sino en Iztacalco.

Hoy las inversiones turísticas se siguen concentrando en las mismas delegaciones donde se encuentran los principales atractivos turístico de la capital, pues el mercado manda.

De 28 nuevos hoteles que presuntamente estarán abiertos en la CDMX entre 2022 y 2024, la totalidad de ellos se ubicarán en las colonias Roma, Condesa, Del Valle, Nápoles, Juárez, Centro Histórico, Escandón, Anzures, Tabacalera, Guadalupe Inn y en Contadero.

Salvo esta última delegación, cercana a zonas residenciales y de negocios, el resto se encuentran en las mismas áreas de siempre.

Hoy la Nathalie Desplas, sucesora de Mackinlay, está trabajando duro para abrir la Ruta de Cortés, en la delegación Tláhuac, que incluye la visita de una canal de la época de la colonia.

Además publicó una guía de Turismo de Naturaleza, para visitar las pocas zonas verdes que existen en la capital.

Con todo su esfuerzo y buena voluntad, ni remotamente se estará consiguiendo que al cierre de esta administración los “beneficios del turismo” lleguen a las delegaciones donde se concentran las personas de menores ingresos.

Para que esto realmente suceda, primero sería importante mostrarle esos productos diferentes al público y a los potenciales inversionistas, pues en muchos casos habría que crearlos de cero.

Luis Eduardo Ros, un respetado ex titular de turismo de Veracruz, tiene entre sus medallas haber apoyado el desarrollo y posicionamiento del turismo de naturaleza cerca de Coatepec.

Si hoy esa entidad sigue siendo un baluarte de las experiencias de aventura, es en buena medida por lo que hizo hace más de 20 años.

Su fórmula fue de librito, pues ya había algunos empresarios que estaban desarrollando producto turístico en esa zona y él se convirtió en facilitador y después en un importante promotor de actividades como el descenso en río.

Con esa experiencia fue contratado por el actual presidente municipal de Iguala, David Gama, para que promoviera la llegada de viajeros a esa localidad donde nació la bandera mexicana y se llevaron a cabo algunos episodios destacados de la historia de México.

Pero con su colmillo, consideró que la cultura y la historia eran un gran complemento pero no una razón para visitar esa ciudad y en cambio descubrió una experiencia gastronómica riquísima a partir de la cual planteó opciones para que los “beneficios del turismo” llegaran a ese lugar.

Todavía más poderoso en el caso de la CDMX, sería desarrollar un nuevo parque de atracciones, una experiencia de adrenalina única o de realidad aumentada a través de la tecnología.

Un país como Abu Dhabi, hizo eso en la isla Yas donde por ejemplo está la montaña rusa más rápida del mundo.

Si en la próxima administración no queremos ver al siguiente Mackinlay con otra historia vacía aunque pletórica de buenos deseos, valdría la pena analizar seriamente cómo llevar llevar los beneficios del turismo fuera de Polanco y la Condesa.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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