El de las aerolíneas es uno de los sectores más sensibles a lo que está ocurriendo con las redes sociales; quien denuncie en Twitter un problema en una compañía como Aeroméxico, Volaris o Interjet, seguramente recibirá muy rápido un comentario del equipo creado por cada una de estas firmas.
Detrás de tanta proactividad hay historias que han golpeado realmente a las compañías y un ejemplo que, pese a su cercanía temporal, ya es un clásico es el del escritor de canciones **Dave Carroll**.
En 2009 este canadiense voló por United desde Hallifax hasta Omaha y al trasbordar en Chicago, observó por la ventanilla del avión que dos empleados de carga tiraron el estuche con su guitarra de tres mil 500 dólares que había tenido que documentar por no haber espacio a bordo para ella.
La guitarra se rompió, efectivamente, y la aerolínea no lo quiso indemnizar aduciendo que había hecho la queja fuera de tiempo y entonces él compuso una canción, United breaks guitars, que vieron millones de personas en YouTube.
Según el periódico The Times, este hecho fue determinante para que el precio de la acción de la aerolínea cayera diez por ciento, lo que significó una pérdida de 180 millones de dólares en su valor de mercado.
Hoy Carroll es una figura pública, da pláticas sobre servicio al cliente y acaba de publicar un libro sobre el poder de las redes sociales.
Mientras que United tuvo que asumir el error, donó una cantidad igual al valor de la guitarra a un instituto de jazz y fortaleció tanto su equipo de atención al cliente, como el de seguimiento a las redes.
Adicionalmente, al poder que tiene el consumidor cuando denuncia un caso como éste con la frescura y talento de Carroll, no es todavía evidente el efecto que pueden tener las redes sociales en temas como las ventas y el turismo.
Hay historias de personas que sinceramente han mostrado las maravillas de un destino o la calidad de un servicio y que han motivado a muchos más a visitarlo o a contratar con una empresa.
Un tema para reflexionar es que en las redes no hay mucho espacio para la manipulación y los casos más exitosos por lo general están ligados a hechos reales, contados con sinceridad y de una forma atractiva.
#Divisadero
BCS. Aunque hay quienes confunden el proyecto turístico de Los Pericúes, cerca de La Paz, en el que está involucrada la firma española OHL, con el frustrado tema de Cabo Cortés, en realidad no hay punto de
contacto.
De hecho, éste último megaproyecto, cuyo propietario temporal es el banco Sabadel de España, hoy no sólo está siendo replanteado, sino que ya hay un proceso en marcha para encontrar un nuevo inversionista interesado en invertir en Baja California Sur.