El turismo social como factor de crecimiento económico

 
Nallely Campos
hrs.

Entre los compradores invitados al Tianguis Turístico de México de hace dos semanas en Acapulco, estuvo **Jean-Marc Mignon**, presidente de la Asociación Internacional de Turismo Social.



Además de reunirse con las autoridades turísticas, este especialista en el tema platicó con **Guadalupe Gómez Maganda**, quien fue Secretaria de Turismo de Guerrero y hoy es asesora de **Claudia Ruiz Massieu**, la secretaria de Turismo.

El propósito de dichos encuentros fue entender cómo funciona el turismo social en Europa, pues como se comentaba ayer en este espacio, así como puede generar justicia social, también puede convertirse en una fuente de gastos insostenibles.

Entrevistado por el autor de esta columna, **Mignon** aseguró que estudios realizados en países como Francia y España han demostrado que el turismo social, si bien requiere siempre de recursos públicos, también puede generar riqueza y derrama económica.

La clave es diseñar un adecuado esquema de financiamiento, pues prácticamente en ninguna parte del mundo se regalan los viajes como tales.

De hecho el modelo que se aplica en esos países europeos tiene tres fuenes de fondeo, en primer lugar el ahorro de los propios trabajadores que dedican una parte de su salario para ir formando una bolsa para poder viajar.

Después están las aportaciones públicas como tales y, además, las aportaciones de las empresas públicas y privadas para que sus trabajadores viajen.

El turismo social nunca debe ser confundido con “turismo para pobres”, dice **Mignon**, sino como una opción de turismo para que todos puedan viajar, lo cual es muy diferente.

La calidad de los servicios tiene que ser cuidada, los esquemas comerciales vigilados para cuidar los precios y, sobre todo, sirven para aprovechar los ciclos turísticos de tal manera que aumente la ocupación de las habitaciones en las llamadas temporadas bajas.

Los pensionados y jubilados tienen más tiempo que los trabajadores en activo y ello también puede permitir que se privilegien opciones de transporte menos costosos, como son los autobuses.

Todo esto se ha visto en los viajes organizados por Turissste en los dos años previos, en donde jubilados han visitado destinos donde se puede viajar con poco dinero y en los momentos con las menores ocupaciones del año.

Si el esquema demuestra con claridad sus ventajas para los destinos y las personas, se podrían plantear esquemas crediticios cómodos, planes de ahorro en condiciones especiales y hasta incentivos para las empresas que decidan apoyar los viajes de sus trabajadores.

También podría convertirse en un incentivo para que empresas especializadas en manejar volúmenes importantes, encuentran aquí un nicho de mercado que contribuya a aumentar sus ventas.

**Mignon** sostiene que en Francia y España millones de trabajadores viajan cada año a través de estos esquemas que nacieron apenas en la década de los cincuenta del siglo pasado.



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Periodista especializada en turismo

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