El turismo mexicano pierde 21 posiciones en la competitividad mundial

 
Carlos Velázquez
hrs.

Tanto con Pablo Azcárraga como con Braulio Arsuaga como presidentes, el Consejo Nacional Empresarial Turístico hizo esfuerzos infructuosos por entablar un diálogo con el presidente López Obrador y ahora está iniciando otra etapa que es ver al futuro, lo que incluye las campañas presidenciales del año que viene.



De hecho la Asociación de Inversionistas y Empresarios Turísticos (AIET), que preside ahora el propio Azcárraga tras el lamentable fallecimiento de Pablo Carbonell, ya encargó un documento para presentarlo a los próximos candidatos.

Mientras Deloitte, que en la parte de asesoría turística dirige Tere Solís, acaba de liberar un documento que se llama “Competitividad y sostenibilidad turística de México” y que fue hecho para el CNET con el patrocinio de la aseguradora Inter.

Siempre es importante un documento de calidad, cuando la narrativa oficial de la Secretaría de Turismo ya llegó al grado de la chabacanería de presentar sólo cifras bonitas, atribuir los avances coyunturales a las acciones inexistentes de la dependencia y decir que el museíto de la hotelería en Orizaba es un “producto ancla” para el turismo mexicano.

Deloitte describe una Ruta de la Competitividad y la Sostenibilidad Turística, a partir del hecho de que entre 2019 y 2021, México perdió 21 posiciones en el índice de competitividad del Foro Económico Mundial.

Tras reconocer las ventajas que han permitido a México conservar su posición como potencia turística, es decir su proximidad geográfica con Estados Unidos y Canadá; la existencia de empresas profesionales; el posicionamiento de marca de algunos destinos y el clima favorable, entre otros, el documento identifica las debilidades.

En un contexto, además, en donde se evidencia la “baja prioridad política para apoyar el crecimiento sostenible del sector”; el impacto no resuelto totalmente del Covid-19 y la “falta de apalancamiento estratégico y alineación de objetivos para impulsar condiciones favorables a la inversión, la innovación y la competitividad internacional”.

Deloitte, que le gusta habla de seis clusters turísticos: Los Cabos, CDMX, Cancún, Vallarta, Yucatán y Riviera Maya; cuando regionalmente hay otros casos de éxito como todo lo que está pasando al norte de Los Cabos hasta La Paz; Ensenada y el Valle de Guadalupe; Mazatlán; sin olvidar Acapulco, Chiapas y Oaxaca.

La consultora concluyó qué hay por lo menos siete “retos e inhibidores para el turismo” y que son: Falta de conectividad aérea y terrestre; Brechas de infraestructura; Alianzas público-privadas; Gestión de riesgos y planes de contingencia; Imagen destino país y Seguridad Turística.

La realidad no son muy novedosas, pero sí es interesante identificar algunas tareas que pueden convertirse en “indicadores de éxito”.

Entre ellos recuperar la categoría 1 de la FAA; mejorar la posición de México en el ranking de infraestructura turística; atención a las brechas prioritarias de información; el desarrollo de planes de contingencia y aseguramiento de destinos turísticos; crear un índice de salud de marcas turísticas prioritarias; mejorar la seguridad y experiencias de viajes en algunos destinos y aumentar el número de empresas con estrategias de sostenibilidad.

El trabajo de Deloitte ya evidencia la necesidad de que el CNET aterrice y haga planteamientos concretos, en el contexto de las cada vez más próximas campañas presidenciales.

Sin duda el análisis y el diálogo con los futuros candidatos es la mejor oportunidad que existe para remontar este periodo en que el gobierno se volvió sordo para escuchar los planteamientos de fondo del turismo.



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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