Desde que Sergio Raúl Arroyo fue nombrado director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el rumor fue que no duraría en el cargo.
Incluso en enero fue mencionado el nombre de Teresa Franco como la funcionaria que ocuparía esa dirección, lo que ocurrió esta semana.
Arroyo es conocido por sus posiciones de defensa al patrimonio histórico y porque no le gustan los espacios de relación con proyectos de la iniciativa privada, incluyendo los turísticos.
En los escasos cinco meses que estuvo al frente del INAH, en ésta su segunda etapa, tuvo opiniones en contra del teleférico en Puebla o un desarrollo minero cerca de Xochicalco.
Pero lo que provocó su salida fue que Emilio Chuayfett, secretario de Educación, no estuvo de acuerdo en su nombramiento.
Franco, sin ser una promotora del turismo ni mucho menos, en el pasado permitió, por ejemplo, que se llevara adelante la construcción de un hotel cerca del sitio arqueológico de Teotihuacán.
Con ella seguramente tendrán mejores expectativas los temas que involucran al INAH y al turismo.
Aunque los empresarios de este sector no han sabido establecer una agenda relevante, para que la cultura y en este caso los museos, inmuebles históricos y sitios arqueológicos sean integrados a las experiencias de viaje. Hace años su ingenio sólo les dio para rebautizar al INAH como el “¡Y no!”
Como dice Francisco Madrid, director de la Escuela de Turismo de la Universidad Anáhuac, la agenda se ha limitado a pedir permisos para celebrar eventos turísticos en sitios que forman parte del acervo del INAH.
Hacer una investigación seria para conocer mejor a los viajeros que se mueven por el turismo cultural, trabajar en el desarrollo de producto con más valor agregado e identificar con claridad las claves de las historias de éxito sería un punto de partida para lograr una relación más fructífera entre el INAH y la Secretaría de Turismo.
Divisadero
Buenos augurios. La comida de antier en Palacio Nacional entre los miembros del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), que encabeza Claudio X. González, y el presidente Enrique Peña fue interesante en más de un sentido.
Los empresarios celebraron la decisión de hacerlo en Palacio Nacional, inmueble que ha sido el centro del poder político y lo hicieron anunciando inversiones por 27 mil millones de dólares en una reunión de dos horas y media, una más de lo previsto.
Si bien no estuvieron todos sus miembros, tampoco acudió Gastón Azcárraga, quien es parte del CMHN, aunque como presidente de Mexicana fue responsable en última instancia de la quiebra y la lista de adeudos que no se ha saldado.