El mundo de las tablets

 
Alonso Gordoa
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De acuerdo con un reciente estudio de *Forrester Research*, para el 2016 una tercera parte de los estadounidenses adultos tendrán una tablet; durante el año pasado el uso de estos dispositivos (entre los que destaca el iPad y Samsung Galaxy entre otras), se incrementó en 400%. En una proyección sobre el consumo de computadoras personales, de la misma empresa, de 2008 a 2015, el porcentaje de participación de los equipos de escritorio se reducirá de 45% a 18%.



Una parte de este porcentaje lo ganaron las netbooks entre 2008 y 2010 para comenzar a reducirse, mientras que las tablets tendrán un crecimiento sostenido que llegará al 23% de este mercado en 2015.

La preferencia por las laptops se mantiene prácticamente constante, alrededor del 43%. No cabe duda, la PC de escritorio es una especie en vías de extinción.
A lo largo de la historia de la humanidad, los medios de escritura han cambiado (arcilla, huesos, pergamino, papel, medios magnéticos, etc.) y junto con ellos los lectores (desde sacerdotes y aristócratas hasta el joven que lee las noticias en su teléfono en el metro). El cambio necesitó siglos, pero no cabe duda que quienes ahora somos adultos habremos nacido leyendo y escribiendo de una manera y moriremos haciéndolo de otra.

En 2011, según el Instituto Nacional de Estadística de España, el número de libros impresos disminuyó en 24%, mientras la venta de dispositivos de lectura electrónicos, entre los que predominan las tablets, se incrementó en un 500% respecto al año anterior.

Falta tiempo para saber si los nuevos hábitos de lectura serán mejores o peores que los anteriores, pero parece claro que ésta será más fragmentada, interactiva y superficial, lo que nos llevará a nuevas formas de procesar la información. Julieta Lionetti, de la revista Publishing Perspectives, con 20 años como editora lo explica con gran elocuencia: “No leemos solo con los ojos. Leemos con las manos, con el cuerpo todo, que adopta una u otra postura según el género y la intención. La revolución digital ha roto el antiguo lazo entre los textos (las obras) y los objetos (los libros). Esto cambia la forma en que leemos. ¿Cómo? En la lectura digital jamás nos encontramos ante la obra entera. No tenemos experiencia sensible de su totalidad. En el libro digital, avanzamos solo en el tiempo, nunca en el espacio exteriorizado de la materialidad”.

En un estudio reciente de la University College de Londres, se ha demostrado en forma asombrosa hasta qué punto llega la plasticidad del cerebro humano. Ser taxista en una ciudad tan compleja como Londres no es fácil. Es necesario saber orientarse entre 25,000 calles y poder localizar muchos sitios de interés, como restaurantes, instituciones y monumentos. La experiencia cambia la estructura del cerebro; con equipos sofisticados se ha demostrado que en los taxistas la distribución de la materia gris en el hipocampo es diferente que en personas dedicada a otra actividad.

Siguiendo esta idea, sería de esperarse que la forma en que leemos afecte incluso la forma de nuestro cerebro.

Las actividades más comunes en una tablet son: jugar, buscar información, revisar el correo electrónico y leer noticias. El Financial Times tiene 285,000 suscriptores digitales, que casi igualan la circulación impresa de 305,000 ejemplares.

Con todo lo anterior, podemos entender porque la industria turística, está adoptando novedosas aplicaciones para el iPad, por ejemplo en restaurantes que han decidido llevar sus menús y listas de vinos al formato electrónico, lo que permite proporcionar una amplia información sobre cada producto (calorías, alergias, maridaje, etc.) así como eliminar inmediatamente aquellos que no estén disponibles. Algunos hoteles han colocado un iPad en cada habitación, con información detallada de sus servicios y acceso a ellos a través de video llamadas que buscan dar al huésped un contacto más humano. No cabe duda, de que si aún no hemos caído en la tentación de adquirir uno de estos dispositivos, deberíamos considerarlo seriamente.

*Esta nota se ha tomado de los apuntes del curso Informática para el Turismo, de la Licenciatura en Administración Turística de la Universidad Anáhuac.



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