El cuatro veces secretario de Turismo de Guerrero

 
Margarita Solís
hrs.

Algunos medios locales de Guerrero afirman que ya va para cumplir la friolera de dos décadas trabajando como secretario de Turismo de ese estado. Una marca mundial, sin duda. Le pregunto cuántos años serían si los sumamos, pero él prefiere no decirlo —o tal vez en ese momento le dio flojera hacer un poco de memoria y sumar— y, aunque está orgulloso de que esta es la cuarta ocasión en que ocupa esa cartera, sólo responde que tiene 32 años trabajando en la administración pública, desde que el gobernador **José Francisco Ruiz Massieu** (padre de la actual canciller **Claudia Ruiz Massieu** y cuñado del expresidente **Carlos Salinas**, que fue asesinado después de **Luis Donaldo Colosio**, siendo secretario general del PRI) lo hizo procurador del turista de la entidad. Luego sería “muchas cosas”: procurador, director de organismos turísticos, de un fideicomiso, subsecretario, diputado federal, presidente de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados y, entre uno y otro cargo, cuatro veces secretario de Turismo con los gobernadores **René Juárez** (PRI), **Zeferino Torreblanca** (PRD) y el actual, **Héctor Astudillo**, priista.



¿Y cómo le ha hecho para ser tantas veces titular de la Sectur de Guerrero? Él simplemente dice que la política es de circunstancias y que esa pregunta mejor se la haga a los gobernadores que le han dado el encargo. “Yo nací en el turismo, desde mi abuela que era restaurantera.

Crecí atendiendo y sirviendo mesas”, afirma modestamente.

¿Y a qué se dedica cuando no es secretario de Turismo?, le vuelvo a preguntar. “A los negocios, tenemos restoranes”, contesta escuetamente.

No obstante, con tanto años rigiendo el destino de la industria turística local, parece ser que ya encontró la fórmula para el éxito de esta actividad, o al menos así parece por lo que expresa: “Para mí el turismo es muy sencillo, no hay que complicarlo mucho, el turismo es contacto personal, relaciones personales. Y a Acapulco eso es lo que lo hizo famoso, por eso la gente se enamoró de Acapulco, por el contacto personal con algún prestador de servicios turísticos. Hay que regresar a eso”.

Le pido entonces que me diga qué diferencias encuentra en los retos de su estado a lo largo de los diferentes periodos en que ha manejado la Sectur Guerrero, y no se complica la vida al contestar. Asegura que en un país como México y en un estado como el suyo nunca es lo mismo un año que otro. “Esto cambia todos los días y hay que irse adaptando a los nuevos tiempos; pero la actividad turística es la misma y lo que hay que hacer por el turismo es lo mismo; no hay que inventar nada, hay que hacer lo mismo, y bueno, las condiciones son diferentes: tenemos un país con muchos problemas, de seguridad, y un estado que no está ausente de esto, pero que afortunadamente en la actividad turística, hasta el día de hoy, no lo hemos resentido y no hemos tenido la afectación que podamos medir”.

No obstante, admite que el principal reto que enfrenta es ir cambiando la percepción que se tiene en el resto de México y el mundo de lo que pasa en Guerrero y Acapulco. “Tenemos un problema de realidad contra la percepción. ¿Hay problemas de seguridad? Sí hay problemas de seguridad, como los hay en todo el país. ¿Que están focalizados? También. ¿Que están detectados cuáles son? También, pero se están atendiendo, con la Marina, con el Ejército, con la Policía Federal, con los gobiernos de los estados. Y en el caso de Guerrero cualquier incidente, por mínimo que sea, tiene una afectación, que no podemos medir en este momento.

“Lo que sí podemos medir es que el turismo está confiando en Guerrero, que los empresarios están confiando, haciendo inversiones”.

Entonces presume un dato: “no ha habido un solo incidente violento, ni uno solo, contra un turista en el estado”. Le recuerdo lo de las españolas que fueron violadas hace cuatro años en Acapulco y ese es su punto de partida: desde entonces no ha habido otro incidente de esa naturaleza ni contra un turista, ni un congresista ni un crucerista.

También, para apoyar su teoría de que hoy Acapulco está mejor que nunca, habla de las inversiones privadas que se están desarrollando y que suman tres mil millones de dólares. “Dime tú —me reta— de un empresario, ¡uno!, que invierta su dinero para perderlo”. Ahí se demuestra la confianza que ha regresado al sector privado, como también la mantienen los turistas que registran ocupaciones hoteleras de hasta 96 por ciento en fines de semana y temporadas altas. De igual manera, están construyendo nuevos hoteles de cadena, regresaron los cruceros —cuando tomó esta última vez al cargo no atracaba ninguno y ahora amarró 39, cuatro para Ixtapa y 35 para Acapulco— y lo mismo está sucediendo con los vuelos: hay nuevos desde McAllen, San Luis Potosí, Querétaro, Toluca, Guadalajara, Monterrey y están negociando otro desde Chicago. “Hace años… ¡años!, que no había un nuevo vuelo a Acapulco”, sostiene entusiasmado.

Cuatro veces en el mismo cargo debe ser una gran cantidad de experiencia acumulada. Esperemos que ahora **Ernesto Rodríguez Escalona** la aproveche para hacer de lugares como Taxco, Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo, por lo menos, los destinos turísticos que merecen ser. Ya lo veremos.



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Periodista con más de 20 años de experiencia en los sectores relacionados con finanzas, economía, negocios y comercio. Entre el mundo impreso y el digital.

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