El CPTM, sin la participación de sus principales destinos

 
Alonso Gordoa
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Además de la reestructuración de la Secretaría de Turismo, cuya titular es **Claudia Ruiz Massieu**, hay especialistas que perciben la necesidad de un cambio más profundo, si es que de verdad México quiere estar a la altura de los grandes jugadores turísticos.



Por mencionar algunos temas, allí está el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que dirige **Héctor Gómez Barraza**, quien está haciendo un trabajo sobresaliente para apagar los fuegos que le dejaron; aunque ahora tiene que seguir lidiando con una estructura ineficiente.

**Miguel Gómez Mont**, quien ha pasado al anecdotario político contemporáneo como el personaje que se trabó a golpes en un palco durante el Mundial de Sudáfrica, pagó una fortuna por la reingeniería de Fonatur, que acabó con más direcciones de las que tenía y una nómina superior a los mil 200 empleados.

El Fondo tiene el potencial de ser la gran entidad inmobiliaria turística del gobierno federal, pero no tiene lógica que siga haciendo el trabajo de mantenimiento en Cancún, Los Cabos, Ixtapa, Loreto y Huatulco con el presupuesto federal.

En esa misma línea, existe un área de oportunidad para empujar la deseable autonomía del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), que dirige **Rodolfo López Negrete**, pero en el día a día ya hay dos tópicos que requieren atención inmediata.

El primero es la representación en la Junta de Gobierno de los principales destinos del país, pues con las reglas actuales ya está llegando la hora de que Quintana Roo, Baja California Sur y Jalisco sean reemplazados, lo que sería un despropósito.

Resulta que estos tres estados, junto con Nayarit y la Ciudad de México, captan algo así como 80% del Derecho de No Inmigrante (DNI), que fondea al CPTM.

Es cierto que hasta ahora ha prevalecido el criterio de que el Consejo no sólo haga promoción internacional con ese dinero, sino que además fomente el turismo interno, que sigue siendo la principal fuente de ingresos.

Pero dejar fuera de la discusión del día a día la problemática y las necesidades de los estados que más turistas internacionales reciben, le quitaría una opinión fundamental al CPTM.

Y sigue pendiente aquella incómoda discusión sobre la necesidad de incrementar los recursos para las campañas cooperativas de los estados con más potencial para crecer y atraer más DNI, lo que no le hace mucha gracia a los demás.

Hay varias entidades mexicanas que no tienen una vocación turística y que, dotarlas de más fondos para la promoción, derivaría en una rentabilidad muy baja para todo el país.

El simil sería darle una beca deportiva a un individuo claramente dotado para el trabajo intelectual.



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