Edward Steiner, un fuera de serie

 
Alonso Gordoa
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Cinco días antes de Navidad me llamó un amigo para comentarme que **Edward Steiner** –hotelero excepcional— se encontraba en un hospital de Houston, donde los médicos ya lo habían desahuciado y esperaban su muerte en cualquier momento.



En su oficina ya preparaban el boletín que informaría sobre su fallecimiento y me pidieron una fotografía de la última entrevista que le hice, en marzo de 2011. Ese día de ya hace casi tres años, Steiner daría una comida a la prensa, pero por la mañana desayunamos en el mismo lugar donde siempre nos encontramos, desde el día que lo conocí, cuando teníamos un encuentro privado: el bar del Four Seasons, que por las mañanas habilitan para desayunar. Él era un hombre muy puntual, así que llegué a tiempo a la cita, recorrí el bar, miré todas las mesas y no estaba, lo cual me extrañó. Salí al restaurante del patio y tampoco lo encontré, pero me topé con una amiga que desayunaba y me detuve a saludarla. Platicábamos, cuando me entró una llamada, era una de sus gentes que me preguntaba si tardaría mucho en llegar. “¿Dónde están?”, le dije y me respondió que llevaban un rato en el bar, esperándome. Extrañado, regresé al bar y tampoco lo vi, pero en una mesa reconocí a su publirrelacionista y hacia ahí me dirigí; con él estaban una mujer y un hombre que no reconocí, pero cuando llegué el hombre se puso de pie y me sonrió. Y sólo entonces, cuando lo tuve a un metro de distancia, lo identifiqué: era Edward. Nos dimos un fuerte abrazo y lo sentí pequeño y frágil, extremadamente delgado; ya no era el hombre cachetón y robusto, con papada, de la última vez que habíamos cenado en el hotel que dirigía en Los Cabos, el One&Only Palmilla.

Era su reaparición pública luego de que se había ausentado durante varios meses envuelto en una cobija de misterio. Corrían dos versiones sobre su desaparición: que había viajado a Estados Unidos para hacerse una serie de operaciones estéticas –lo cual embonada con el gran ego que siempre tuvo y porque nunca fue un hombre modesto, ni tenía por qué serlo—; y la otra era que estaba enfermo y había acudido a tratarse medicamente. Y esa mañana, al verlo tan enjuto, pero de buen ánimo, me pareció que esa teoría era la correcta.

Fue la última vez que lo vi. Ya no recuerdo por qué, pero no pude ir a la comida, se lo dije en el desayuno y me disculpé. Sólo le pedí al fotógrafo que fuera y son las últimas fotos que tengo de él.

En febrero de 2012 me llegó un correo de Edward –que envió a varias personas–, en el cual anunciaba su retiro: “Mi Estimado Amigo, el año pasado empecé a pensar en mi futuro. Después de una larga consideración decidí que me retiraría al iniciar este año para poder dedicar más tiempo a mi familia y estar más cerca de ellos. Todo esto no fue posible durante todos estos años que, con pasión, dediqué a la Industria de la Hospitalidad en diferentes países alrededor del mundo. Esta fue una decisión muy difícil de tomar para mí, como sabes, One&Only Palmilla ha sido mi hogar durante los últimos nueve años y su equipo de trabajo ha sido mi familia. He trabajado en la Hospitalidad por más de 30 años, 15 de los cuales han sido altamente gratificantes para mí cuando dirigí Las Ventanas al Paraíso y más recientemente en One&Only Palmilla en Los Cabos.

“Ha sido para mí un honor y un privilegio el haberte conocido. ¡Deseo que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en este nuevo capítulo de mi vida!

“Ahora me puedes contactar a través de mi nuevo correo electrónico.

“¡Hasta luego!”.

Finalmente, este 30 de diciembre su oficina de relaciones públicas envió el comunicado notificando de su fallecimiento. En parte dice lo siguiente:

“Edward T. Steiner perdió la vida durante la madrugada de este día, después de sostener una incansable lucha contra el cáncer de páncreas que lo aquejaba desde hace unos años y que fue el principal motivo por el que se retiró de la Hotelería en febrero de 2012.

“Steiner desarrolló, a lo largo de su carrera, su propio y muy exitoso estilo de dirección. Su estilo único de compromiso al detalle a la calidad y al servicio personalizado al huésped le hizo ganar numerosos reconocimientos.

“Su carrera en México la inició al inaugurar y operar exitosamente, durante casi siete años, Las Ventanas al Paraíso, en Los Cabos. Tras haber posicionado esta propiedad en el mapa del turista de alto poder adquisitivo, fue contratado por Kerzner International para crear One&Only Palmilla.

“En One&Only Palmilla, que abrió en febrero 2004, Steiner se fijó como meta el convertirlo en el mejor hotel de México y Latinoamérica un año después de la apertura, pero lo logró tan sólo a los 9 meses y mantuvo ese lugar en 2004, 2005, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012, año en el que además obtuvo el lugar número 17 a nivel mundial.

“Edward Steiner se retiró en febrero de 2012 después de recibir de manos de la editora de Conde Nast Traveler, el premio “Navigator Award”, otorgado por tercera vez en la historia de la revista.

“El Navigator Award se concede a un individuo, en representación de una organización de viaje o destino, que posee un extraordinario legado y consistentemente conserva los más altos estándares de calidad en la industria de la hospitalidad. Desafortunadamente, hoy perdió su lucha contra el cáncer, pero nos deja como legado el haber creado la Hotelería de Ultra Lujo en México”.

Descanse en paz Edward Steiner, un hotelero fuera de serie.

armentaturismomexico.com



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