El mes pasado, Edward Steiner voló de Los Cabos a Los Ãngeles para recibir de manos de Carolyn Kremis, editora de la revista especializada en turismo Condé Nast Traveler, el premio Navigator Award.
Esta es apenas la tercera vez que este reconocimiento se entrega y se da a quienes se considera que, en la industria del turismo, han dejado un legado.
En realidad, a nadie sorprendió que Steiner recibiera, una vez más, otro premio, ya que se habÃa convertido en un asiduo coleccionista de medallas y trofeos desde su llegada a México, hace quince años.
Sin embargo, lo que sà sorprendió fue que unos dÃas después de recibir este reconocimiento, enviara a sus amigos, con el tÃtulo de âHasta Prontoâ, el siguiente correo electrónico:
>Mi Estimado Amigo,
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>El año pasado empecé a pensar en mi futuro. Después de una larga consideración decidà que me retirarÃa al iniciar este año para poder dedicar más tiempo a mi familia y estar más cerca de ellos.
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>Todo esto no fue posible durante todos estos años que, con pasión, dediqué a la Industria de la Hospitalidad en diferentes paÃses alrededor del mundo. Ãsta fue una decisión muy difÃcil de tomar para mÃ, cómo sabes, One&Only Palmilla ha sido mi hogar durante los últimos nueve años y su equipo de trabajo ha sido mi familia. He trabajado en la Hospitalidad por más de 30 años, 15 de los cuales han sido altamente gratificantes para mà cuando dirigà Las Ventanas al ParaÃso y más recientemente en One&Only Palmilla en Los Cabos.
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>Ha sido para mà un honor y un privilegio el haberte conocido. ¡Deseo que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en este nuevo capÃtulo de mi vida!
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>Ahora me puedes contactar a través de mi nuevo correo electrónico.
>
>¡Hasta luego!
>
>Edward T. Steiner
El mundo del turismo y, especialmente, de la Hotelería, pierden mucho con el retiro de este hombre que, sin lugar a dudas, tomó una buena decisión. El año pasado tuvo problemas de salud y fue operado en Estados Unidos y muy probablemente ese fue, junto con los que expone en su mail, uno de los factores importantes de su determinación.
El legado que deja no es poco. Trabajando para la operadora Rosewood, llegó a México en 1997 para hacerse cargo en Los Cabos, Baja California Sur, de un hotel que la familia Burillo Azcárraga iba a inaugurar: Las Ventas al ParaÃso. Y Steiner, con su visión, disciplina y pasión por los detalles, hizo lo que nadie imaginó: al año siguiente la revista Forbes lo consideró uno de los veinte mejores hoteles del mundo; a los dos años, Condé Nast lo nombró el mejor de América Latina, en tanto que el club de viajeros Hideways, en Alemania, lo reconoció como el número uno en todo el mundo. De igual manera, a los cuatro años Robb Report lo nombró el mejor a nivel mundial.
Y, cuando parecÃa que todo estaba hecho, aún faltaba mucha historia por escribir.
En septiembre de 2002, el magnate sudafricano de la Hotelería, Sol Kerzner, cuya propiedad insignia es el famoso hotel Atlantis, de Bahamas, con 38.5 millones de dólares compró la mitad de acciones de uno de los más antiguos y tradicionales hoteles de Los Cabos: Palmilla. Lo cerró durante un año y con una inyección de otros 75 millones de dólares lo reabrió renovado.
Para hacerse cargo de este proyecto Kerzner no trajo a alguien de su empresa, sino que sencillamente se fue por el camino más práctico y contrató al mejor de la plaza: Edward Steiner.
Como un reto personal, Steiner se propuso en dos años desbancar con Palmilla a Las Ventanas al ParaÃso de todos los galardones que él mismo le habÃa dado y lo logró antes de ese plazo.
Mucho se puede escribir de este hotelero que, con su retiro, abre un enorme hueco. Muy pocos como él hay en la Hotelería mundial.