Duda Jiménez Spriú del Colegio de Ingenieros

 
Carlos Velázquez
hrs.

Si no fuera porque los argumentos técnicos a favor del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) son abrumadores, verdaderamente habría razones para estar muy preocupados ante la posibilidad de que triunfe el proyecto de Santa Lucía.

En la actualidad simplemente hay razones para estar preocupados, sin el “muy”…



Y es que en la reunión para revisar el asunto a las que convocó el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), cuyo presidente es Juan Pablo Castañón para revisar el asunto; la nota off the record fue que Javier Jiménez Spriú, próximo Secretario de Comunicaciones y Transportes, sigue sin creerle al Colegio de Ingenieros.

Depués de que los miembros de tan connotada agrupación dijeran que técnicamente el NAIM era la mejor opción, y que no se iban a meter en discusiones políticas, el sucesor de Gerardo Ruiz Esparza comentó que se reunirá de nuevo con los ingenieros para revisar más a fondo el tema hidráulico.

Ello porque, declaró a los asistentes a la reunión privada, le causa particular inquietud que no se le está dando toda la información necesaria al respecto.

Claro que más allá de semejante manifestación de “sospechosismo”, todas las recomendaciones del CCE fueron en el sentido de mantener la obra donde se está realizando.

Lo que no fue limitante para proponer que se revisaran los costos, algo que parece muy pertinente.

Sobre todo después de experiencias como la Segunda Terminal del Aeropuerto de Panamá en donde el esteticismo de la firma del arquitecto Norman Foster, tuvo que ceder terreno, o más específicamente un jardín botánico, a cambio de funcionalidad y mejores expectativas de retorno de la inversión para el proyecto.

También se propuso revisar el esquema de financiamiento y al respecto fue una noticia positiva que la Asociación de Intermediarios Bursátiles confirmara que un proyecto con las características del NAIM tiene posibilidades de colocarse en los mercados.

Otro punto relevante es la posibilidad real de aumentar el alcance social del proyecto, creando una Zona Económica Especial, para beneficiar a 23% de los habitantes del Estado de México que viven en esa región de la entidad.

Además resultó evidente que parar la obrar tendría un costo altísimo en términos financieros; mientras que la cancelación, obviando los quebrantos económicos enormes, sería un golpe casi letal a la reputación de México que se quedaría prácticamente en la lona para realizar futuros proyectos de gran envergadura.

En todo caso, y aunque el respaldo del CCE al NAIM es absoluta, quedó en la boca de los asistentes un sabor semi amargo, pues sigue abierta la discusión para que sea la Organización para la Aviación Civil Internacional (OACI) la que determine si es viable o no operar Santa Lucía y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Cuando OACI en 2015 ya le había recomendado a José María Riobóo, el ingeniero civil favorito del próximo gobierno; en una sesión del Congreso convocada por Morena, que llamara a Mitre para pedirle su opinión sobre el diseño del espacio aéreo.

Contexto que evoca a un can, persiguiéndose la cola.

 



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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