La semana pasada la cadena española de hoteles RIU firmó un contrato con Iberdrola México para recibir electricidad 100% libre de emisiones contaminantes en cinco de sus hoteles del Pacífico.
Esta noticia positiva indirectamente también debería poner en alerta a dos de los destinos más importantes del país: Los Cabos y el Caribe Mexicano.
La razón de negocios por la que RIU apuró esta medida, más allá de su compromiso con el medio ambiente y el planeta, es que los touroperadores europeos están presionando cada vez más a las cadenas hoteleras para que mitiguen la huella de carbono, utilizando combustible certificado de origen verde.
El asunto tiene un componente de moda, pues habitantes de ciudades alemanas que dependen de la energía fósil y rusa, son los más conservacionistas cuando salen de viaje al extranjero.
Albert Puig, director corporativo de comunicación de RIU España, dijo a esta columna que este acuerdo con Iberdrola además permitirá hacer una gestión dinámica del patrón de consumo de los hoteles, lo que en Europa les ha generado una media de ahorro de energía del 10 al 12%.
Iberdrola le está vendiendo a los hoteles mexicanos de RIU energía de origen fotovoltaico, que se genera con paneles solares, y se distribuye a través de la red de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) mediante un esquema autorizado por el gobierno federal.
La parte fina es que dicho modelo habilita a Iberdrola para instalar un contador al lado del de la CFE que le sirve a los responsables del mantenimiento de los hoteles a identificar en qué momento de la jornada la energía es más barata, debido a la demanda en la plaza, para ejecutar la “gestión dinámica” del consumo del hotel.
Esto en castellano significa que cuando el precio es menor, ponen a funcionar las desaladoras de agua o las lavadora y secadoras de la ropa de cama, es decir las máquinas que demandan más energía.
La pregunta es por qué si RIU se está ahorrando ese dinero, satisface las inquietudes de los touroperadores, convertidos ahora en inspectores verdes, y además cumple con su estrategia interna de sostenibilidad Proudly Committed, no comenzaron con los establecimientos mexicanos que más gastan energía.
Efectivamente este proyecto está arrancando con tres hoteles en Nayarit, uno en Mazatlán y el de Guadalajara; cuando del lado del Pacífico también están sus tres hoteles de Los Cabos y en el Caribe Mexicano todos los de Cancún y Riviera Maya.
Lo que les explicó Iberdrola es que, en este último caso, hay un problema de infraestructura en la Península de Yucatán que le impide conectar eficientemente su energía limpia a la red.
Mientras que en Los Cabos la situación es más compleja, pues como se sabe Baja California Sur no está conectado al suministro de energía de la parte continental del país e, increíblemente, la energía se sigue generando quemando combustibles fósiles en La Paz.
Así es que los dos destinos turísticos de sol y playa más importantes de América Latina, uno por el volumen y el otro por la tarifa, tienen allí un tema que se debe resolver antes de que las presiones de los gobiernos, empresas y viajeros preocupados por el cambio climático y el calentamiento global se vuelvan contra ellos.
Mientras RIU ya se estrenó en México empleando en cinco de sus hoteles energía verde certificada,