Hace 15 años, cuando Gloria Guevara llegó a la Secretaría de Turismo (Sectur) y Rodolfo López Negrete a la dirección general adjunta del Consejo de Promoción Turística (CPTM) creció la demanda empresarial porque el presupuesto de este último se canalizara fundamentalmente a los mercados emisores de Estados Unidos.
El concepto de la “guerra contra el narco” del presidente Felipe Calderón y la crisis de 2008 “tiraron” al mercado estadunidense que llegó a representar menos de 60% del total
Para diversificar, el CPTM buscó fortalecer la presencia en mercados como Gran Bretaña, Canadá y Alemania, lo que, aunado al mercado nacional, ayudó al turismo a transitar por ese periodo complicado.
Una de las consecuencias de la pandemia fue que los estadunidenses no sólo dejaron de tener miedo de venir a México, sino que redescubrieron un país con muchas ventajas climáticas, de producto y de precio.
Hoy, el turismo estadunidense está alcanzando récords históricos, tanto en números absolutos como en términos porcentuales.
De los 18 millones de turistas internacionales que llegaron por vía aérea a México el año pasado, 75% provinieron de EU.
Una situación que, además, es altamente rentable para los negocios turísticos mexicanos, pues al viajero estadunidense promedio le gusta gastar y no es muy exigente.
El problema es que concentrarse nuevamente en el mercado estadunidense genera una dependencia indeseable, por lo que precisamente hoy debería ser el momento de invertir más en la diversificación.
Sin embargo, muchos hoteleros están olvidando esa lección del pasado y nuevamente están dedicando la mayor parte de su presupuesto de promoción al mercado del vecino del norte.
En realidad, éste debería ser el momento de estar buscando recuperar a los viajeros que se han perdido de otros mercados importantes como Canadá y Gran Bretaña o analizar a profundidad el mercado alemán al que México no ha podido llegar con los números que serían deseables.
Sin pretender ser fatalista, en el horizonte se ven algunos escenarios improbables, pero no imposibles, que podrían afectar la llegada de viajeros de ese país.
Entre ellas que crezcan las diferencias políticas irreconciliables entre los dos países, una situación económica adversa o un problema de seguridad que afecte a los viajeros de ese país.
Un principio básico que aplica desde las finanzas personales como a las de grandes empresas es “no poner todos los huevos en la misma canasta”.
Pero aquí nuevamente la búsqueda de alcanzar las metas anuales se contrapone con una visión de mediano y largo plazos, que sólo dan frutos cuando estallan esos problemas que, supuestamente nunca llegarían a pasar.
DIVISADERO
Grupo Brisas. En la organización empresarial de la familia Cosío se están dando cambios importantes con la llegada de Jaime Jaramillo como director de Operaciones de esa cadena hotelera.
Durante muchos años, este ejecutivo estuvo al frente de Nizuc y luego de haber dado grandes resultados fue promovido para conducir la operación de todos los hoteles.
Recientemente, Ignacio Gómez presentó su renuncia a la dirección comercial, asumida por María Echánove, quien también salió de las filas de Nizuc.
Jaramillo ahora invitó a Ana Mari Irabién, una de las publirrelacionistas más respetadas del Caribe mexicano, para que se encargue de las tareas con los medios.
Con ello, termina el ciclo de Liz Vega en esta organización, que este mes se dispone a inaugurar su nuevo hotel Galería Plaza en Monterrey.