El miércoles previo al jueves de Semana Santa, Néstor Martínez fue nombrado por la secretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu como su director general de Comunicación Social, en sustitución de Servando González.
El hecho, en principio, es sólo el cambio de un funcionario medio dentro de la estructura de una dependencia pública; sin embargo, el trasfondo es interesante de revisar.
González fue colocado en esa posición por recomendación de David López, director general de Comunicación Social de la Presidencia.
Lo hizo con la mejor intención, pues González es un hombre que se ha desempeñado profesionalmente cerca del turismo por alrededor de cuatro décadas.
Claro que de entrada hubo una diferencia generacional importante, pues él le lleva un cuarto de siglo a su ahora ex jefa, lo que adquiere otra dimensión ante el nuevo panorama de los medios y las redes sociales.
La historia que precipitó su salida tuvo una dosis de infortunio para el comunicador, pues en la Feria Internacional de Turismo de España (Fitur) fue difundida en México una foto dándole la mano al príncipe Felipe, que dejaba en una segunda posición a Ruiz Massieu.
La instantánea fue tomada inmediatamente después de que el personaje español había estrechado la mano de Ruiz Massieu y Notimex, la agencia del gobierno que la hizo llegar a sus clientes, le hizo un flaco favor a González.
Esa fue la anécdota, pero el asunto de fondo fue el embrollo en que estaba metido no sólo ante la dinámica de la comunicación turística en la actualidad, sino tras el cambio que suscitó el gobierno de Enrique Peña cuando revocó la decisión de que el titular de Turismo también lo fuera del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
El regreso al modelo original fue correcto, pues el Consejo debe operar con reglas técnicas y no políticas e impulsar los proyectos que atiendan a ese criterio.
En los tres años previos, el director de Comunicación Social de la Sectur influyó directamente en el destino de los recursos del CPTM. así es que la regla de lo técnico y lo político se invirtió.
A González le dieron una salida digna, pues estará temporalmente en Comunicación de la Presidencia y después seguramente irá a otra dependencia.
El reto para Martínez es propiciar un modelo de comunicación para el turismo que, a través de información valiosa, logre espacios en los medios de alto impacto, que además posicione al turismo mexicano ante las nuevas audiencias nacionales y del extranjero, y que trate con respeto a los medios especializados de la industria, sin exaltar ni denostar su papel.
El reto no es simple, pero ante la necesidad de reposicionar al turismo mexicano, todo esto requerirá de mucho trabajo y mucho talento.
