En estos días se realizó el XX Congreso Nacional de Turismo de Reuniones en Tijuana y Carlos Joaquín, subsecretario de Operación de la Secretaría de Turismo (Sectur), dijo que México ocupa la posición 23 en este segmento a escala mundial.
Sin duda ha habido un avance respecto a los datos de hace diez años, cuando el país ni siquiera estaba en la posición 50, pero también hay muchas áreas de oportunidad.
La Feria Internacional de Turismo de las Américas (FITA) es un ejemplo, pues ha hecho una aportación relevante en este segmento, aunque por diversas razones el gobierno federal no la ha apoyado abiertamente.
Este año es particularmente importante, ya que será el primero en que la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, cuyo titular es Miguel Torruco, ya no tiene una responsabilidad legal para impulsarla.
Consolidar a la FITA como uno de los pilares del turismo de negocios y además vincularla al turismo, tiene ventajas no sólo para la capital, sino para todo el país, pues anteriormente sólo pintaban en el panorama latinoamericano países como Brasil, Chile y Argentina.
El otro gran tema tiene que ver con los magros recursos que, proporcionalmente, obtiene este segmento a través del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM). Actualmente menos de 10% de los recursos de este organismo se van a promover al turismo de negocios, cuando contribuye con más de 40% de los ingresos en los principales destinos del país.
Para entender esta situación hay que considerar que, a diferencia de lo que ocurre en el segmento del turismo de placer, aquí no hay grandes comercializadores que tengan la capacidad de influir en la oferta.
En el de los viajes vacacionales, los operadores mayoristas exigen recursos para la promoción de los destinos en el entendido de que pueden llenar o vaciar hoteles.
Ellos están ligados directamente al hecho de que el hospedaje, en el llamado turismo masivo, se ha convertido en un commodity, como el jugo de naranja o el azúcar.
El hecho es que los viajeros de negocios gastan en promedio tres veces más que el viajero de placer, que la competencia se concentra en las llamadas temporadas bajas y que se requiere un trabajo proactivo para ganar los eventos.
En otros países los viajes de negocios no están ligados directamente a las oficinas de promoción turística, sino a las de la promoción de los negocios, un trabajo que corresponde a ProMéxico.
Hasta ahora el CPTM y ProMéxico no han tenido una comunicación importante o al menos no la que sería deseable; cambiar esta situación y conseguir un trabajo en equipo le podría reportar más viajeros de negocios a México.
