Comienza entre divergencias la Convención de Amdetur

 
Nallely Campos
hrs.

Esta semana se realiza la Convención Nacional de la Asociación Mexicana de Desarrolladores Turísticos (Amdetur), que preside **Patricia de la Peña**; lo que sucede en un periodo de profundas diferencias entre sus miembros. De aquella época en que empresarios como **Ernesto Coppel**, **Juan Velas** y **Romárico Arroyo** ocuparon la titularidad de ese organismo; esta asociación está tendiendo a convertirse en un grupo de ejecutivos y vendedores que reúne a los clubes de los tiempos compartidos.



De hecho, **Patricia de la Peña**, hija de **Diego de la Peña**, uno de primeros empresarios de la Hotelería en Cancún y patriarca de una familia enfocada al negocio del hospedaje, llegó a esa posición ante el riesgo de un “cisma”, si es que la palabra aplica en el mundo de los tiempos compartidos.

Resulta que **José Carlos Azcárraga** o **Gerardo Rioseco**, de Grupo Posadas, tenían buenas posibilidades de reemplazar a **Arroyo** en la presidencia; pero hubo un grupo que operó en sentido contrario. **De la Peña** es dueña, no empleada, y ello fue el picaporte para que el problema no creciera.

Pero en el último año esos ejecutivos de los clubes vacacionales de Cancún, Los Cabos, Puerto Vallarta y otros destinos, influyeron fuertemente en **De la Peña**, quien despidió a varios ejecutivos de Amdetur.

Comenzando con **Gonzalo Maqueda**, exdirector general; lo que en principio es una decisión de negocios, aunque se pudo haber ejecutado de manera distinta. Además de la “rudeza innecesaria”, en lugar de pactar una salida conveniente para ambas partes; esto ocurrió en los peores términos y hubo demandas laborales e indemnizaciones que dejaron las finanzas de Amdetur en “la lona” o, si se quiere, en un “mínimo histórico”.

Medidas empujadas por **Miriam Cortés**, quien tiene una influencia relevante como directora de los clubes vacacionales de Cancún. Luego de todos estos relatos coloquiales, el problema de fondo tiene que ver con la “afectación de inversiones inmobiliarias”, figura que se inventó en Estados Unidos.

Esta regla consiste en que una empresa de tiempos compartidos que venda 50 semanas a diferentes familias, debe respaldar dicha operación con un bien inmueble suficiente para garantizar dicho hospedaje. Así es que si una empresa vende 50 semanas, necesita contar con una casa o departamento para recibir a sus clientes y no lo puede hipotecar ni disponer libremente de él.

Esta regla aplica con algunas variantes en México, pero el asunto se ha complicado porque muchas empresas de gran tamaño, como AM Resorts de **Alejandro Zozaya**, tienen inventarios de cuartos capaces de cumplir cualquier solicitud de espacios de los miembros de su club vacacional.

Claro que esta firma casi no tiene propiedades, es operadora, y carece del menor interés en sujetarse a dichas reglas; perspectiva que comparte con otros grupos de hospedaje relevantes, y allí está la razón de las divergencias entre los socios de Amdetur.

Cabe señalar que el panorama, como se ve, no es el más propicio para arrancar una convención exitosa.



hrs.

Periodista especializada en turismo

Notas relacionadas
Ir a la barra de herramientas