En mi más reciente viaje a Huatulco, luego de recorrer los insospechados lugares y vivir las experiencias nuevas que he platicado en este espacio, el último día, antes de salir hacia el aeropuerto para tomar el avión de regreso, comí en un lugar muy peculiar.
Junto a la alberca, la mesa fue ubicada sobre la arena, debajo de dos árboles cuyas ramas se tocaban a dos metros de altura, formando un fresco techo vegetal que protegía por completo del duro sol. A unos cuantos metros, muy cerca, el mar, que en este rincón de Bahía Conejos —la mejor de las nueve que tiene este destino— prácticamente carece de olas, por lo que aquí el océano se convierte en una enorme y quieta piscina de agua azul pastel.
Con los pies descalzos enterrados en la arena fría, vimos desfilar una gran variedad de ceviches y algunas cervezas, pero también los minutos que se nos fueron rápido, corrieron más de prisa de lo usual, porque el lugar, el ambiente y la escena eran tan placenteros que en realidad no nos queríamos ir de ahí.
Si alguna vez se hospeda en este lugar, que se llama Celeste, por favor pida que le hagan una comida en este preciso sitio que le narro, la experiencia es de un lujo tan insospechado —que no costoso, sino vivencial—, que le creará un vínculo estrecho con esta playa de Oaxaca.
Al regresar a la Ciudad de México, mi impresión sobre el viaje fue que, a pesar de todos los obstáculos que ha enfrentado desde su nacimiento como Centro Integralmente Planeado —en la década de los 80—, Huatulco es un destino que está a punto de detonar y acercarse al éxito que merece como centro turístico.
Actualmente, tiene en puerta el inicio de grandes inversiones, su inventario hotelero va creciendo y su conectividad aérea también va en aumento. Por ejemplo, está la iniciativa de que comience a volar la línea regional MAYAir, para enlazarlo con estados como Chiapas, Campeche, Yucatán, Tabasco, Morelos, Querétaro y Puebla.
Además, cuenta ya con desarrollos de hospedaje como precisamente Celeste Beach Residences, que ofrece una nueva alternativa de hospedaje o compra, ya que funciona como hotel y como propiedad en un novedoso concepto catalogado como fraccional.
El directo de este desarrollo, Carlos Velázquez Cerda, explica que esta forma de adquisición consiste en que una residencia se compra entre ocho o 16 propietarios y que permite su uso durante seis o tres semanas al año, respectivamente, lo cual incluye cierto tipo de uso adicional, conocido como reservas de corto plazo para aprovechar el departamento en puentes y fines de semana.
Además, el propietario, mediante una cuota anual de operación y servicio, se despreocupa de cualquier otro pago relacionado con su residencia, ya que este dinero se destina al cuidado de las áreas comunes y de los inmuebles.
Otro punto a favor de Celeste es que se trata de una inversión que, si bien tiene como primer objetivo disponer de un alojamiento en un destino como Huatulco, para disfrutar de vacaciones y días de descanso, también cuenta con la plusvalía de un bien raíz.
“En un modelo de propiedad fraccional, la idea es pagar sólo por lo que se usa, sin las molestias lógicas que representa tener una segunda casa de descanso; con la posibilidad de usarla, intercambiarla, prestarla, rentarla o venderla”, precisa su director.
Pero no se trata únicamente de condominios, ya que sus 21 residencias también prestan en conjunto el servicio de un hotel de cinco estrellas, con spa, gimnasio, estudio de yoga, restaurante, lounge y bar de socios.
Huatulco ha ido creciendo poco a poco, y así, paulatinamente, se ha ido consolidando como un destino turístico que cuenta con una variada oferta para vacacionistas que buscan diferentes opciones. Y este tipo de desarrollos fraccionales, que en el caso de Celeste requirió de una inversión de 230 millones de pesos por parte de la empresa Arenas Encantadas, cuyos accionistas coahuilenses están encabezados por Guillermo Cantú, han llegado para darle un nuevo rostro, no solamente como un sitio para vacacionar y pasarla bien, sino donde se puede combinar la diversión con los negocios, con esta clase de inversiones.
Y, sin lugar a dudas, este es el momento para invertir en un sitio como Huatulco, que va en pleno ascenso y donde aún se encuentran buenas oportunidades.