Fernando Martí, cronista de Cancún, ha dedicado las últimas dos décadas de su vida a organizar foros y a platicar con los políticos y empresarios de Quintana Roo, para escribir la historia de un destino que nació en la década de los setenta.
Su historia está contada desde la perspectiva del dinero y el poder; en su película no está retratada la gente sencilla, los héroes locales o los micro empresarios.
us libros no sólo son relevantes porque relatan la macrohistoria de Cancún, sino porque identifica los grandes aciertos y retos que están presentes en el destino turístico de sol y playa más exitoso de México.
Apenas el viernes de la semana pasada, Martí presentó un mamotreto de 496 páginas que se llama Fantasía de Banqueros II, que es la actualización de un volumen, Fantasía de Banqueros, que por mucho es su trabajo más serio.
El evento convocó a más de 300 personas, difícilmente habrá otro evento más concurrido este año para presentar un libro en Cancún y, además, allí estuvieron empresarios, un exgobernador, políticos, expresidentes municipales y demás actores de esta historia de éxito turístico.
Durante tres horas, diversos participantes destacaron lo que más les interesó del libro; algo que además ocurrió en el piso 16 del hotel Krystal de Benito Juárez, que es en sí la mejor prueba de este relato.
Sin duda, tiene la mejor vista de Cancún, desde donde se observa esa enorme ciudad que ya alberga a un millón de habitantes y donde hay 33 mil cuartos de hotel, cuando el proyecto original los topaba en 22 mil 500.
El capítulo central de esta obra es el capítulo que se llama “De pueblo a ciudad” y en el que refiere cómo el proyecto original de Fonatur fue rebasado por la realidad.
La zona de hoteles no puede crecer más por sus características físicas, pero a lo largo del tiempo se han ido cambiando los Programas de Desarrollo Urbano, lo que ha dado origen a que se violen los niveles originales de densidad de los cuartos.
Pero si bien todo esto es un atentado contra la sustentabilidad, lo peor está sucediendo en la ciudad donde ya, incluso, se están desarrollando colonias encima de las reservas profundas de agua y la miseria se está apoderando de zonas enteras.
Martí escribió:
“Otro vicio letal ha sido la corrupción. Desde Mario Villanueva, cuatro gobernadores consecutivos se han enriquecido en forma escandalosa (vox populi), conducta emulada con entusiasmo a nivel municipal. Ningún alcalde ha combatido esa lacra ni siquiera de palabra y todos los servicios municipales se tasan en pesos y centavos: las licencias de funcionamiento, las inspecciones de comercio, los permisos de protección civil, las normas ambientales, las infracciones de tránsito. Un porcentaje de mordida es habitual, lo mismo en compras que en contratos de obra, y no es inusual que los proveedores tengan que dar otra tajada para gestionar sus pagos (…)”.
Una situación que tiene muchas similitudes con otra historia de éxito-derrumbe que sucedió en Acapulco hace no tantos años.