Cabo Dorado provoca otro brote “ambientalista”

 
Alonso Gordoa
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Si frente a Cabo Pulmo, en Baja California Sur, se encuentra uno de los arrecifes más bellos del planeta, aquel que específicamente inspiró a** Jacques Costeau**, el mítico biólogo marino francés, a decir que el Mar de Cortés era el “acuario del mundo”, ello no debería ser sinónimo de cerrarlo al turismo.



Decisión similar a querer tapiar las Seychelles, el mar de Tasmania o a prohibir la entrada de cruceros a la Península Antártica.

La meta es proteger los ecosistemas, dotarlos de recursos a través del turismo y hasta impulsar su revitalización, como sucedió con Xcaret, un parque que en sus orígenes fue atacado duramente por los “ecologistas”.

La historia viene al caso porque hoy **John McCarthy**, quien fue director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, y sin duda es uno de los empresarios mejor relacionados con los inversionistas turísticos de muchas partes del mundo, está publicando un desplegado en relación con el proyecto de Cabo Cortés, que fue frenado el último año del gobierno de **Felipe Calderón**.

En su momento se comentó en este espacio que ciertamente era prioridad proteger Cabo Pulmo, pero que, en primer lugar, el desarrollo estaba a varios kilómetros de distancia y que, además, había estudios serios avalados por el gobierno mexicano que demostraban la preservación del arrecife.

Lo que sucedió en ese momento fue que el grupo español Hansa Urbana, que encabezaba el proyecto, enfrentó quebrantos en el contexto de la crisis económica en ese país y que Calderón cedió a las presiones de varias organizaciones no gubernamentales de corte ambientalista, que amenazaron con hacer un escándalo en la reunión del G20 en Los Cabos.

De entonces para acá McCarthy se dio a la tarea de negociar con un importante grupo de inversionistas chinos y ahora el proyecto, que se llama Cabo Dorado, lo impulsa la firma de California Glorious Earth Group, que se lo compró a Banco Sabadel.

Los ambientalistas nuevamente están poniendo el “grito en el cielo” y siguen haciendo referencia a aquel otro proyecto que contemplaba 22 mil llaves hoteleras, cuando ahora se plantean cuatro mil 500, un pueblo de apoyo para los trabajadores y un campus universitario.

Como elemento de comparación, en Los Cabos hay 14 mil llaves de hotel y 175 mil entre condominios, casas y residencias.

El hecho es que este proyecto, que atraerá inversiones por tres mil 600 millones de dólares, dos mil 200 de ellos en los próximos cinco años, y que puede generar 18 mil empleos permanentes, nuevamente está en entredicho.

Los ambientalistas tienen todo el derecho a defender los recursos naturales del planeta, pero cuando no hay apertura para revisar los datos objetivos entonces hay que pensar que nuevamente están maniobrando en función de sus intereses particulares.



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