Busca Questro oportunidades fuera de Los Cabos

 
Alonso Gordoa
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Si **Eduardo Sánchez Navarro**, presidente de Grupo Questro, es uno de los desarrolladores inmobiliarios más exitosos de Los Cabos; ahora está empujando al menos dos nuevos proyectos en otros estados que le darían una nueva dimensión a su importante empresa.



El primero de ellos tiene que ver con una propiedad que el grupo heredó de su padre, don **Juan Sánchez Navarro** (qepd), por el rumbo de Teotihuacan, en el Estado de México, y donde Questro posee un parque temático que se llama Reino Animal.

Recientemente, como parte del Programa Nacional de Infraestructura, se anunció una inversión superior a los cuatro mil millones de pesos para reforzar el sitio arqueológico de Teotihuacan que, dicho sea de paso, sufre de grandes carencias para ser el segundo más visitado del país.

Sánchez Navarro ve oportunidades en éste, que es uno de los compromisos del presidente **Enrique Peña** y una de las prioridades de Betina Benítez, secretaria de Turismo del Estado de México.

Una vez que se conozcan los detalles del proyecto de infraestructura, es probable que el empresario generará otros con las propiedades que tiene su grupo en esa zona.

Además, considera un proyecto de asociación con un grupo de ejidatarios en la Costa Chica de Guerrero, para invertir en lo que ya se conoce como la punta sur de Acapulco, donde hay una reserva con un amplio frente de playa propicio para un desarrollo turístico.

Durante la inauguración de su hotel Secrets en Puerto Los Cabos, le pidió al presidente Peña que se conformara un grupo gubernamental para presentar los detalles.

Esto no ha pasado, pero él tampoco se rinde facilmente, así es que está insistiendo con esta idea que ciertamente atraería inversiones y generaría riqueza en uno de los estados más pobres, como es Guerrero.

**Divisadero**

Problemas compartidos. No es un secreto que después de ser socios durante muchos años, **José** y **Roberto Chapur** no acabaron bien en sus negocios comunes y que además están muy sentidos como hermanos.

Aunque el primero ya tiene los hoteles Hard Rock y el segundo se quedó con los Palace, hay un asunto que no han podido finiquitar y se trata de cómo repartir los flujos que les generan el llamado mantenimiento de todos los tiempos compartidos que vendieron durante los años que trabajaron juntos.

El asunto es complicado, pues involucra inflación, tipos de cambio, valores futuros y, además, distintos plazos de vencimiento dependiendo de la fecha en que fueron cerrados los contratos.

Hasta ahora no se ha vuelto un pleito de abogados entre estas familias, pero ya le pidieron ayuda a RCI, la empresa de intercambios, para que dé su opinión y les acerque información sobre casos similares.



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