Esta semana, Julián Balbuena, presidente del Consejo de Administración del Grupo Best Day Travel, se unió al grupo de empresarios que han enviado mensajes a sus empleados, recomendandoles cómo deben comportarse el próximo primero de julio, a la hora de votar.
Sin embargo, a diferencia del presidente de Vasconia, el dueño de El Palacio de Hierro o el de Chedraui, que abiertamente o con amenazas veladas conminan a sus trabajadores a no votar por Andrés Manuel López Obrador, el texto de Balbuena está sumamente cuidado y navega en una ambigüedad de la que, por lo menos, dos cosas quedan claras: rotundamente aconseja a sus colaboradores no practicar el abstencionismo; y, segunda, es difícil asegurar que está tratando de influenciarlos para que voten o no por alguien en particular.
Habrá quien afirme que se trata de una maniobra empresarial más en contra del candidato de la izquierda, y no lo contradeciría; pero, después de analizarlo, me parece que su discurso queda expuesto a una interpretación particular de cada quien.
Pero lo novedoso del mensaje es que ofrece incentivos —“beneficios”, les llama él— a sus empleados para que voten, lo cual no es muy común entre el empresariado mexicano.
Lo primero es que anuncia que el domingo 1 de julio, a los trabajadores que les toque laborar —las empresas turísticas nunca descansan— se les otorgarán dos horas de permiso para salir a sufragar.
Pero, además de eso, de sus dos mil 700 trabajadores, quienes se presenten al siguiente día con su credencial perforada y el dedo marcado con la tinta indeleble de las casillas, tendrán un día adicional de descanso.
Más aún, Balbuena añadió que: “Por cada familiar de un colaborador de Best Day Travel Group, perfectamente acreditado, que se presente con su credencial sellada y el dedo marcado en los dos siguientes días después de la elección, dicho colaborador tendrá acceso a un día más de descanso”.
Y como no aclara que haya un límite ni el grado de parentesco admitido, se puede suponer entonces que quien tenga una familia grande y votadora podrá tomarse unas largas vacaciones con goce de sueldo.
Best Day es una de las principales empresas turísticas de México, con presencia en once países, incluyendo Estados Unidos, Canadá y España. Principalmente vende paquetes vacacionales y en su portafolio cuenta con 200 mil hoteles.
El año pasado su sitio web recibió 84 millones de visitas, de donde vendieron un millón cien mil boletos de avión —aunque también es común ver sus pequeños mostradores en aeropuertos y centros comerciales— y cuatro millones 800 mil cuartos-noche de hotel. Tan sólo en Cancún y la Riviera Maya movieron a un millón de turistas en igual número de tours vendidos.
En 2017, registró un crecimiento total en todas sus subsidiarias de 22 por ciento, lo que les hace generar grandes metas para este 2018: aumentar cinco por ciento sus traslados de pasajeros en tierra; 15 por ciento más de tours; 22 por ciento en ventas de boletos de avión; 30 por ciento más de pasajeros y 55 por ciento de ventas en cuartos-noche de hotel.
Tal vez por estas expectativas tan altas es que les preocupa el resultado de los comicios. Porque, antes de enumerar los beneficios para sus empleados que vayan a votar, les hace un retrato hablado de quién sí es elegible: debe ser alguien capaz de escuchar a todos y no sólo a sus seguidores; tener un proyecto de verdadera participación ciudadana; garantizar el pleno desarrollo de los mexicanos; la paz y la seguridad con métodos precisos; y que es capaz de realizar cada una de sus propuestas “por su trayectoria y coherencia de vida”; además de que respete los valores y principios que construyen el bien común, “promoviendo a la familia, defendiendo la vida y construyendo la paz”.
Otros rasgos del buen candidato son que tenga un proyecto que implique un cambio; que garantice que va a respetar las libertades, “particularmente las de expresión, pensamiento, conciencia, prensa, empresa y religión”; y que ofrezcan un proyecto concreto y con propuestas viables en materia de “combate a la corrupción, justicia, solidaridad, y un esfuerzo decidido para superar la profunda desigualdad existente”.
Y termina con un: “¡Ejerzamos nuestro voto de manera razonada!”. ¿A qué le suena? Que cada quién saque sus conclusiones.