Los Cabos. La semana pasada Carlos Mendoza, gobernador de Baja California Sur (BCS), canceló su participación en la inauguración del Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones, pues tuvo una reunión con Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), para revisar el nuevo gran reto de la entidad.
Se trata de los apagones que se han comenzado a dar con más frecuencia.
La situación es de no creerse, pues el estado que más está creciendo de México, resulta que tiene un sistema de energía eléctrica que casi está soportado por “diablitos”.
En otro caso insólito de la que hasta hace unas décadas era casi una “isla”, debido al aislamiento geográfico en que estuvo el territorio sur de la Península de Baja California, su sistema de generación de energía eléctrica es más propio de la Isla de Pascua o las Islas Marquesas.
Quien haya ido a La Paz habrá advertido los enormes tanques de combustible y las torres conductoras de energía eléctrica que dotan de electricidad a todo el estado.
Mendoza ha hablado varias veces de la relevancia de conectarse con un cable submarino que cruzara el Mar de Cortés, a la red central de México.
Lo que no consideraron los funcionarios de la CFE, ni a finales del gobierno pasado ni al inicio de la 4T, era que de perdida había que darle mantenimiento a las plantas de combustible y como no ocurrió así, ahora están proliferando los apagones.
Hasta ahora los hoteles han apoyado a completar en días pico con sus plantas, pero ello es insostenible económicamente hablando y además la situación se complicará en la temporada alta de invierno.
Así es que ahora el sistema de generación de energía eléctrica de este emporio turístico, se parece a una maqueta de unos estudiantes de ingeniería.
Los dueños de los grupos hoteleros más importantes de Los Cabos, se reunieron con Mendoza para sacar el buey de la barranca con inversiones en plantas complementarias adicionales.
Nada de eso soluciona la situación ni para la población ni para los destinos turísticos emergentes o menos exitosos, como Todos Santos, La Paz o Loreto.
La mayor tragedia es producto precisamente de lo que le ha dado éxito o prestigio turístico.
BCS es el estado menos densamente poblado del país y ello significa solitarias playas paradisiacas, paisajes desérticos dramáticos y una singular vida silvestre.
Pero también pocos votantes y baja rentabilidad política que tanto lo interesan a Morena y a la 4T.
Ello se suma a un gobierno estatal panista y una población que, sí bien padece carencias de servicios, también tiene uno de los ingresos per cápita más altos del país.
Mezcla que puede significar un mayor abandono del centro.
No sólo porque BCS es parte de México, sino porque además es un motor generador de riqueza y empleos para todo el país, es importante el compromiso político de la Federación.
Sería muy lamentable que después de haber salido de problemas como la violencia, los huracanes ahora una nueva crisis sea provocada por un “apagón”.