A los “turisteros” de Puerto Vallarta no les hace mucha gracia, pero el gobernador de Jalisco, **Aristóteles Sandoval**, y su secretario de Turismo, **Jesús Enrique Ramos Flores**, le están poniendo toda la “carne al asador” para impulsar la Costa Alegre.
El argumento de los vallartenses es que no acaban de salir de la crisis que se inició con todas las calamidades de 2008 y 2009, nueva influenza, crisis económica, además de la salida del mercado de Mexicana.
Pocos destinos eran tan dependientes de una aerolínea como éste y ha sido un proceso paulatino recuperar los asientos.
La realidad también es que Vallarta tiene retos, pero también algunas ventajas competitivas como su gastronomía y su ambiente de destino de playa ligado a una ciudad atractiva.
Ahora Costa Alegre está llamada a convertirse en el destino emergente para el turismo de lujo en México y Puerto Vallarta debería incluso resultar beneficiado, pues le pone un atractivo más a los extranjeros para que alarguen su estadía en Jalisco.
El gran tema es el aeropuerto de Costa Alegre, cuya pista ya existe, y ahora sí este año están etiquetados los recursos para terminar las áreas de operación y servicio, lo que le dará una mejor conectividad.
Hoy en día para llegar las opciones son volar a Puerto Vallarta y luego viajar dos horas por carretera o hacerlo a Manzanillo, para desplazarse también alrededor de una hora.
El gobernador ha involucrado a seis dependencias estatales para dotar a la zona no sólo del aeropuerto sino de otros servicios clave, como abastecimiento eléctrico capaz de soportar a los establecimientos de hospedaje que vienen.
En el Tamarindo, propiedad de **Roberto Hernández**, está prevista la ampliación de su extraordinario campo de golf y también habrá un nuevo hotel operador por la cadena Four Seasons.
Además hay otro proyecto, Zafiro, que incluirá un campo de golf y un hotel boutique que seguramente será operado por una marca francesa de superlujo.
Costa Alegre cuenta con algunos hoteles icónicos en el segmento de viajeros con alto poder adquisitivo, como las Alamandas y el Hotelito Desconocido.
Divisadero
Boletos. A los profesionales de los viajes les preocupa que desde el inicio del año, los boletos de avión ya no son reembolsables y las aerolíneas deben de emitir una factura fiscal por la compra del viaje, pero no tienen preparado su sistema.
Sus ejecutivos dicen que Hacienda sacará una prórroga para ampliar la facturación electrónica, pero no ha ocurrido y si no se documentan esos boletos comprados en enero para fines impositivos, no serán deducibles para los usuarios mexicanos.
El tema ya les está generando presiones no sólo a las aerolíneas sino a las agencias de viajes.