Jesús Almaguer es un “viejo lobo de mar” del turismo mexicano, durante años fue director de la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) de Cancún, luego se fue a dirigir la cadena Oasis y ahora también es presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres.
Esta tarea la está asumiendo en un momento peculiar, pues hoy las cifras del turismo en Quintana Roo son de plena recuperación; con ocupaciones promedio cercanas al 70%, casi 30 puntos arriba respecto a enero del año pasado.
Hoy el Caribe Mexicano parece un modelo que atraviesa por un buen momento, aunque necesita esforzarse para no entrar a la decadencia.
Como dice Almaguer, “el turismo mexicano está viviendo de prestado” y esas cifras, lo mismo que los récords en la llegada de aviones al aeropuerto de Cancún, todavía están vinculados a que muchos destinos siguen cerrados o que apenas acaban de abrir debido a la pandemia.
La competencia sigue aumentando y muchos países han seguido invirtiendo en promoción; así es que en algún momento de este año las aerolíneas pondrán más asientos a otros destinos diferentes a los mexicanos que les signifiquen un buen negocio y será entonces cuando se recrudecerán los retos del turismo post pandemia.
Dice Almaguer que frente a este panorama habrá que reforzar la promoción bajo los escenarios A, B o C.
El A sería que el gobierno federal decidiera invertir en la promoción turística internacional; el B que los hoteles de Cancún y anexas trabajen con el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo; el C que las empresas hagan este trabajo aliadas entre sí o de manera individual.
De lo contrario el peligro es que la situación se degrade rápidamente y los destinos mexicanos enfrenten la paradoja de estar en una situación más complicada que en los últimos 18 meses.
El discursos de Almaguer es diferente al de su predecesor, Roberto Cintrón, quien hizo declaraciones muy duras respecto a los problemas de inseguridad; aunque bastante menos efectivas que las acciones concretas que han tomado los empresarios de Los Cabos.
Sobre los recientes homicidios en un hotel de la Riviera Maya, el nuevo presidente de los hoteleros ahora se pregunta cómo fue que el gobierno canadiense le dio pasaportes a dos individuos que eran perseguidos por la justicia de ese mismo país.
“No hablar mal del camello” ha sido una decisión que le ha funcionado bien a países como Jamaica y, por lo visto, el presidente de los hoteleros de Cancún y anexos no tienen intensiones de seguirle “echando leña a la hoguera”.
Divisadero
Malas maneras. No es nuevo que el presidente López Obrador esté usando las embajadas para los políticos y no para los diplomáticos.
Lo mismo hicieron sus antecesores, pero es difícil entender porqué la embajadora Martha Bárcena y su esposo Agustín Gutiérrez Canet, que empezaron el sexenio como diplomáticos cercanos al mandatario, ahora hayan tomado una posición crítica contra el régimen.
En un momento en que se va calentando la sucesión presidencial, parece factible que el objetivo de estos personajes no sea tanto evidenciar los errores diplomáticos cometidos por el presidente en España y Panamá, sino la mala conducción de la política exterior. El responsable directo es el canciller Marcelo Ebrard, un precandidato presidencial con quien Bárcena y Gutiérrez Canet han tenido grandes diferencias todo el sexenio.
