Aeroméxico está más solido que antes de la pandemia: Conesa

 
Carlos Velázquez
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El lunes pasado varios asistentes a la conferencia de prensa que ofreció Andrés Conesa, el director general de Aeroméxico, se quedaron con “cara de what?”, cuando dijo que “no haber apoyado a las aerolíneas mexicanas con recursos públicos durante la pandemia quizá no haya sido una mala política”.



Quien estaba hablando en el Tianguis Turístico de la Ciudad de México era el doctor en economía y su razonamiento fueque al no comprometer esos recursos, las finanzas públicas evitaron el deterioro que hoy están padeciendo esos países que reaccionaron a la crisis del Covid-19 con políticas anticíclicas para salvar a las empresas.

Además, dijo, Aeroméxico salió fortalecido pues al acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, ahora tiene un balance completamente nuevo mientras que las aerolíneas subsidiadas de otros países acumularon deudas.

Aeroméxico literalmente cambió miles de contratos incluyendo los relativos a la flota, a los motores, a los trabajadores, al programa de lealtad, así es que tiene una posición más competitiva que antes.

Lo que soprende a Conesa es que ese mismo gobierno que tomó una medida económica tan estricta, por el otro lado impulse el cabotaje y haya anunciado su intención de abrir una aerolínea paraestatal cuando éstas en el pasado perdieron tanto dinero.

“No se vale es que nos quieran poner a competir con las manos amarradas, porque Estados Unidos prohibe el cabotaje y un vuelo de Aeroméxico Nueva York-Chicago jamás va a pasar”.

Además si se permitiera el cabotaje en México, los impuestos y empleos se quedarían en el país de donde proceden los aviones porque así lo marca la ley; sin olvidar que incluso la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo (ALTA), donde están Copa o Latam, también están en contra del Cabotaje.

En resumen, Conesa pidió que tanto el legislativo como el ejecutivo recapaciten, para que la discusión que se está dando en el Congreso no contamine lo realmente importante que consiste en que México ya salga de la categoría dos en donde la colocó la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos.

Hay un cálculo de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero), según el cual haber perdido la categoría uno le ha costado a las aerolíneas mexicanas más de mil millones de dólares.

Una situación que tampoco es buena noticia para el turismo, pues aunque hay más de 35 rutas nuevas a Estados Unidos; ese país no puede ampliar significativamente sus asientos disponibles pues tiene un déficit de pilotos y sobrecargos después de la pandemia.

Aeroméxico tiene otro problema y es que cuenta con 55 Boeing 737 Max, la flota más grande fuera de Estados Unidos, y que estos aparatos son ideales para volar distancias de alrededor de cinco horas entre ambos países y hoy no pueden cubrir esas rutas pues llegaron después de la degradación a la categoría dos.

Incluso algunos de los cuatro socios mexicanos que invirtieron recursos frescos en la reestructura deAeroméxico, como la familia Cosío, podrían no estar completamente de acuerdo con Conesa en su reflexión sobre lo que tuvo de positivo no recibir apoyo gubernamental, pues varios inversionistas perdieron todo su dinero.

Pero también es muy probable que tras el regreso de Aeroméxico a la Bolsa, los inversionistas que se quedaron lograrán multiplicar por cuatro sus recursos gracias a la solidez que tiene la compañía.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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