Si en el pasado los tiempos compartidos contribuyeron a rescatar a los destinos afectados por un meteoro natural o por una crisis de violencia, en 2020 el flujo generado por los mismos fue fundamental para que muchos hoteles no quebraran ni cerraran sus puertas, dijo John McCarthy Sandals.
El director general de Leisure Partners explicó que inclusoen el momento más complicado de la crisis provocada por el Covid-19, menos del 20% de los propietarios de un tiempo compartido o club de descuentos dejaron de honrar sus mensualidades y que ese flujo fue el que se utilizó para mantener muchos resorts operando sin turistas.
En términos generales, el impacto en las empresas de hospedaje que tenían un club vacacional o un tiempo compartido fue mucho menor que en aquellos que estaban fuera de ese negocio.
Cerrar un hotel, explicó, cuesta mucho dinero porque se descomponen los aires acondicionados, se echa a perder el mobiliario, las cortinas y después resulta económicamente muy complicado volverlos a abrir.
McCarthy estuvo esta semana en la reunión anual de la Asociación Estadounidenses de Desarrolladores de Resorts(ARDA, en inglés) y consideró que el mensaje dominantefue que la “flexibilidad” es la palabra clave para el futuro de este negocio.
Ahora no solo las semanas de hospedaje son intercambiables entre distintas propiedades, sino que pueden utilizarse durante medias semanas y también ser redimidas encamarotes de cruceros.
Ha habido una gran evolución en esta actividad, dijo, para monetizar los tiempos compartidos con el propósito de que el cliente tenga muchas más opciones para redimir sus puntos, concluyó.