Uno de los temas principales del evento Wings of Change Americas (WOCA) organizado en Ciudad de México por la Organización de Transporte Aéreo Internacional (IATA) fue la inminente transición a energías menos dañinas en la aviación.
Pedro de la Fuente, gerente senior de sustentabilidad de IATA, comentó al margen de un panel dedicado a este tema que, si la industria aeronáutica en Latinoamérica pretende llegar a los objetivos de descarbonización para 2050 sería necesario construir al menos 600 plantas de combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés).
En este sentido, de la Fuente dijo que el caribe no tiene la voluntad política o incentivo para producir SAF. Mencionó que Latinoamérica no tiene ni una planta o proyecto en puerta que sea viable para el futuro próximo.
“Lo ideal sería que todos los países tuvieran independencia energética, mientras no puedan autoabastecer su industria aérea nacional e internacional los esfuerzos no tendrán el impacto necesario”.
El ejecutivo de la IATA comentó que los únicos países Latinoamericanos que han mostrado interés a nivel federal en cuanto a la producción de SAF son Colombia y Chile.
Sin embargo, para que el uso de este combustible funcionara como fuente primaria de energía para la aviación sería necesario que todos los países de la región produjeran suficiente para abastecerse sin necesitar de la producción de otros países.
Karen Farías, directora ambiental, social y de gobernanza de Aeroméxico, comentó durante su participación en el mismo panel que el gran reto de México es que no hay acceso al SAF y no parece que lo habrá pronto.
“Como aerolínea estamos buscando comprar en otros países pero si no se hace aquí no es rentable” agregó.
Se necesita un marco regulatorio e incentivos
Guillaume Gressin, vicepresidente de estrategia y operaciones comerciales de Airbus para Latinoamérica ubica cuatro limitantes en la adopción de SAF para países latinoamericanos: suministro, demanda, regulación y valorización del combustible.
En línea con lo comentado por el resto del panel, Gressin advierte que en Latinoamérica no hay suministro de SAF y, dado el rezago en cuanto a desarrollo en comparación con otras regiones, la demanda también será un problema.
“A nivel de gobierno hace falta un marco regulatorio, eso da confianza a los inversionistas a nivel energético” comentó.
Por otro lado, en cuanto a la regulación de los proyectos, el modelo que reconoce como más viable es el marco regulatorio que ha establecido Estados Unidos.
Para el cuarto punto, si bien es cierto que los países latinoamericanos tienen suficiente biomasa para desarrollar SAF, en tanto no haya incentivos públicos que lo promuevan será difícil que las aerolíneas lo adopten.