Hace no muchos años los conocedores del negocio hotelero decían que la mayor ganancia era la plusvalía, el dinero se hacía con la renta de los cuartos y los otros ingresos eran complementarios; una fórmula que hoy ha dado un giro de 180 grados.
Ayer en el Foro Mexico Hotel & Resort Expansion, organizado por Leisure Partners de John McCarthy, una de las mesas más interesantes fue la que condujo su socio, Alex Ripol, sobre las soluciones que están dando las grandes marcas y la tecnología a las nuevas necesidades del mercado del hospedaje.
Allí estuvieron Uriel Burak, director de Desarrollo para América Latina y el Caribe de Marriott; Alex Ralph, vicepresidente de Desarrollo para las mismas regiones de Accor y el consultor Miguel Ángel Arellano.
Una de las sorpresas en el mundo de la hotelería es que Marriott, la cadena más grande del mundo, está lanzando iniciativas poderosas como su club de lealtad Bon Voy que no sólo tiene 133 millones de afiliados en el mundo, sino que está sumando 1.3 millones por mes.
Lo que está generando ese movimiento es una mezcla de beneficios reales para los socios, desde descuentos en los consumos hasta redención efectiva y sin complicaciones de los puntos.
Lo que sí es una gran sorpresa es que Marriott vaya por el modelo de “todo incluido” con sus marcas de súper lujo como Ritz Carlton, una reconversión que ya se está dando en varios establecimientos.
Lo que están obteniendo los propietarios de los hoteles son márgenes operativos más altos; pero además los clientes se sienten atraídos por la posibilidad de ir al lujo más alto, sin que haya sorpresas en sus presupuestos.
Por lo que se refiere al grupo francés Accor, hay muchos cambios en el modelo de negocio.
Por ejemplo Ibis, una de sus marcas básicas, sigue ofreciendo espacios limitados, limpios y con el Internet funcionando; pero hay más diseño en los espacios comunes acercándose al concepto de we work que hoy es tan exitoso.
Incluso tiene una marca que se llama Jo & Joe con el concepto de hoteles económicos de diseño, es decir una mezcla entre un hostal y un hotel.
También está la marca So, cuyos hoteles son intervenidos por algunos de los diseñadores más famosos del mundo y otra que se llama Mama Shelter, que irónicamente es descrito como un “restaurante con cuartos”.
En este último caso no hay recepción o front desk y más de la mitad de los ingresos proviene de la venta de comida y bebidas, lo que lleva al nivel de la obsolescencia la idea de privilegiar la renta de las habitaciones.
Mientras que en las habitaciones hay ideas como la de Byhours a la que ya nos hemos referido aquí y que permite rentar cuartos por tres, seis o nueve horas.
Mientras que una plataforma suiza, Privatedeal, permite negociar la tarifa directamente con los administradores de los establecimientos a través de una subasta electrónica.
Toda una revolución, como se dijo al principio, en el negocio del hospedaje.